Pensemos las veces que durante este último año hemos seguido para adelante a pesar que la mayoría de los que nos rodeaban nos decían que no merecía la pena intentarlo.
Veces que hemos devuelto bien por mal.
Sonreído ante las dificultades.
Buenos sentimientos que hemos conseguido en nosotros y en los de al lado.
Lo que hemos sido capaces de compartir.
Los intentos por mejorar.
Lo que hemos dejado de necesitar, aquello de lo que nos hemos desprendido y nos hace más libres.
Los problemas ajenos que hemos sido capaces de resolver.
Los libros que hemos leído.
Los conocimientos nuevos aprendidos.
Los viajes realizados.
Las personas conocidas y los nuevos amigos.
Lo que nos hemos cuidado y hemos cuidado a los nuestros.
Cuáles han sido nuestras prioridades.
Deportes, naturaleza y salud. ¿En qué hemos avanzado?
¿ Somos más sensibles y solidarios?
¿Hemos renunciado a sueños o ampliado?
¿Qué ha sido de nuestra tolerancia, compromiso y humildad?
El riesgo que hemos asumido y el esfuerzo que hemos sido capaces de realizar.
¿Cuál es la llama de nuestra esperanza y de nuestra fe?
¿Hemos amado más?