OPINIóN
Actualizado 28/12/2013
Santi Riesco

Markel Irizar es hijo único y ciclista profesional. Con 18 años asistió al suicidio de su padre. Poco después le diagnosticaron un cáncer. Lo ha superado. Tiene tres hijos. Corre para el equipo RadioShack.

El programa "Informe Robinson" le hizo protagonista de uno de sus documentales a principios de 2013: "El bizipoz", que en euskera quiere decir "el que vive con alegría". Yo lo he visto estos días navideños en YouTube y me ha tocado en lo más profundo. Markel explicaba con naturalidad cuál es la clave para estar siempre contento, para vivir tan feliz, para contagiar entre los compañeros de pelotón tanta energía positiva. Y yo saqué algunas conclusiones que comparto en el siguiente párrafo a modo telegráfico.

Ser consciente. Disfrutar de una ducha. Llenar de sentido las inercias de la vida cotidiana. Gozar de un paseo con tu pareja. Reconocer que eres un privilegiado por tener dos hijas. Jugar con ellas a hacer torres, puzzles o comiditas. Caer en la cuenta de que te estás tomando un café con los amigos y, sin dejar de estar con ellos, sin que lo noten, apuntar en la libreta del alma ese momento. Agradecer cada instante con lo mejor que uno tiene. Hacer las cosas con seriedad pero sin ser un triste. Sonreír ante las dificultades.

Porque darse cuenta, o sea, ser consciente, es la mejor manera de encontrarse con uno mismo, de hallar en nuestro interior la felicidad. Y no hay que hacer una gran inversión. Basta con llenar de sentido cada una de nuestras acciones. Basta con reflexionar brevemente y darnos cuenta de lo que estamos haciendo sin dejar de hacerlo. Puede sonar muy filosófico, pero es tan sencillo como eficaz. Es tan antiguo como el ser humano. Es tan auténtico que sólo puede ser el pellizco de Dios que todos llevamos dentro.

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