OPINIóN
Actualizado 14/12/2013
Aníbal Lozano

Si darse uno cuenta, la Nochevieja universitaria viene a ser una final de champions ligue, una celebración poco literaria, decibélica, pero que baja la prima de riesgo de la hostelería del centro salmantina y eleva más la de los barrios, o así. Por recordar al maestro, la cosa de la Nochevieja es como el largo viaje de la noche de la juventud a lo que deja de ser, y eso lo palpa quien ha celebrado más de una, para contarlo luego en el tuiter, el blasfematorio de la portera, vaya. Con todo, a nadie engaña este aula magna pleno de gente joven con la nota de Bolonia en un orificio de nariz y la de Wert en la otra; en esa noche no valen artificios y malaleche y sí un bono de copas y una litrona a pies del san Francisco de Venancio sin que nadie bendiga el canto de las criaturas. Lo que pese (no lo que pasa) en la Nochevieja salmantina tiene que ver con el efecto mariposa en plena crisis, es como el principio del final del túnel dicen, y pasa por los bares, como siempre ha sucedido. En realidad, antes de Gardel, ya era buena la invención de la taberna y  en ella se celebraba una Nochevieja improvisada, con tango o con Nano Serrano  tirando en el 'Montero' del Corrillo una colombiana. A César Real le salía mísero de mí calderoniano (lo hacía como nadie) y a Manolo Díaz una de Monleón antes de que acabáramos en 'El conejito'. Con todo, esta Nochevieja  universitaria, no es original, quiero decir, que no es la primera que se hace fuera del cotarro festivo de estas fiestas tan señaladas  ellas  para gozo del fin de año y principio del siguiente.

Debo de referirme ¿otra vez? a tiempos de transición: lo cual quiere decir dos cosas: que la transición no hay que cambiarla, como la constitución, y dos, que no fue un invento estrictamente de los políticos, sino de la sociedad en pleno, incluidos los poscritos. Sí, me voy hasta entonces pues a Teo Cavanes que era un estudiante de Medicina se le ocurrió la idea de organizar en el pabellón de Deportes las '24 horas de Futbito'. Luego, los años trajeron otras horas, que si 48, que si cien? hasta que se perdió lo que se daba. Aquella primera edición resultó de lo más festiva, pues había gente muy muy preparada que participaba en el maratón, día, tarde noche, madrugada y ciertamente el personal iba a pasarlo bien. En una de aquellas, un equipo saltó a la cancha como 'los de la nochevieja' y  tocando bien la pelota, aguantando a un equipazo como el de Chemita, Chuchi de la Nava, Paradinas, Magdalena?

Hicieron que todo el mundo adelantase unas uvas en aquella noche que en nada tenía que ver con la de san Silvestre. Y, por cierto, ningún sociólogo ha tocado aquello que sirvió para que la cosa universitaria se abriese en la casa de la ciudad. Casi nada.

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