OPINIóN
Actualizado 13/12/2013
José Antonio Mirón

En las sociedades avanzadas del Siglo XXI constituye una de las mayores preocupaciones de los grupos poblacionales más jóvenes, probablemente por estética y por pérdida de oportunidades de todo tipo, dado que vivimos en un mundo dominado por la imagen y el culto a la belleza juvenil como ya ocurriera en la Grecia clásica. En los adultos es más frecuente, simple y llanamente, porque se disminuyen los gastos energéticos de nuestro cuerpo.

En la vida diaria forma parte de las conversaciones habituales de la Sociedad actual y, puede ser, una manera como otra cualquiera de estropear una sobremesa o una fiesta familiar, porque es frecuente que en todas las familias exista alguien con sobrepeso u obesidad, tan frecuente y prevalente es socialmente que se ha convertido para muchos oportunistas en un negocio.

La Obesidad constituye un problema de Salud Pública de primer orden, su importancia radica en su frecuencia (En España, el 20% de la población adulta) y en su asociación al incremento de enfermedades crónicas (Diabetes, Cardiovasculares y otras). También porque la expectativa de vida y la calidad de vida relacionada con la Salud en los obesos se ve reducida. Actualmente, en las sociedades occidentales, la prevalencia de la obesidad es muy elevada y se está incrementando en todos los grupos etéreos y sociales constituyendo una de las epidemias silenciosas; pero visible del Siglo XXI.

Se trata, según las evidencias científicas, de uno de los factores de riesgopoblacionales más frecuente y determinante de enfermedad que se puede controlar, en la mayoría de los casos, mediante un estilo de vida saludable. Es decir, mediante hábitos y comportamientos que reduzcan la ingesta de alimentos a través del control cerebral, y realizando ejercicio habitual y diario para aumentar el gasto energético.

La reducción de las probabilidades de tener Obesidad se basa en dos pilares, reducción de la ingesta calórica y realizar ejercicio físico. Es decir, comer menos y moverse más. Con estas dos medidas, que conllevan un cambio en el estilo de vida, se puede controlar su Riesgo para la Salud y el Bienestar. Sólo en casos excepcionales será necesario establecer medidas conductuales y tratamientos psicoterapéuticos y/o intervenciones quirúrgicas.

Para su control efectivo y a largo plazo no valen las dietas excéntricas, ni las monográficas. Sólo vale controlar cerebralmente lo que se come, comiendo menos en general y añadir frutas y verduras a la dieta habitual, mover el cuerpo y hacer ejercicio de moderada intensidad todos los días. También es muy beneficioso y adecuado compartir las tareas de la casa y disfrutar de la familia paseando por nuestra ciudad. El que quiera milagros al santuario de Lourdes o a Fátima.

En consecuencia, aplicar el sentido común para que la Obesidad deje de ser una carga individual y social, lo mismo que hay que hacer con muchos cargos públicos dado que son más bien una carga pública.

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