La muerte de Nelson Mandela es una buena oportunidad para analizar hasta donde puede llegar la grandeza humana y ver, en el polo contrario, los políticos que viven y actúan en función de su propio interés.
El apartheid en Sudáfrica, para cualquier persona normal era algo irracional e incomprensible en pleno siglo XX; el comportamiento de una minoría blanca sobre la gran mayoría negra era una política de dementes. El sufrimiento de millones de personas negras por el egoísmo de las minorías blancas, sólo es posible por la maldad y la perversión a la que puede llegar la condición humana, en determinadas situaciones y circunstancias.
A quienes, dentro de se locura, mas les tocó sufrir, fueron las minorías negras que no aceptaron que tal situación se prologara por más tiempo. De manera particular Nelson Mandela, estuvo condenado a trabajos forzados, 27 años de cárcel e incluso se organizó una trama para asesinarlo y hacerlo desaparecer; después de todo esto, parecería lo lógico que buscara venganza. Aquí, verdaderamente, se ve la grandeza de ese hombre que, en vez de venganza, olvidó sus sufrimientos y toda su política en libertad, la dedicó a la reconciliación nacional; no le fue nada fácil por las muchas incomprensiones que le rodearon, no eran sólo los enfrentamientos ideológicos, sino que los ciudadanos sudafricanos, por el simple hecho de mirarse la piel, veían el odio que les había separado cientos de años.
También, por el contrario, hay miseria en el comportamiento humano y la tenemos aquí, en nuestra propia nación; personajillos que mirándose el ombligo, en pleno siglo XXI, cuando el mundo cada vez se nos hace más pequeño, cuando la globalización es imparable y las fronteras tienden a desaparecer, en vez de buscar el entendimiento de los ciudadanos en beneficio de todos, se dedican a reinventarse la historia buscando enfrentamientos y rupturas entre unos y otros.
Lo mismo que hay premios Nobel para quienes promueven el amor y el entendimiento, debiera haber castigos ejemplares para quienes promueven el odio y el enfrentamiento.