OPINIóN
Actualizado 05/12/2013
Víctor Hernández

La música está presente en nuestra vida cotidiana a un nivel mucho mayor del que nosotros mismos somos conscientes, pero está ahí a propósito y con finalidades concretas. Así, cuando llegamos a una tienda de un centro comercial, aunque no nos demos cuenta, hay música de fondo, y esa música determina nuestra actitud dentro de la tienda. Según los estudios realizados, factores como que suene música o no, su volumen, el ritmo y el estilo musical van a generar una serie de estímulos sobre nuestro humor y, lo que es más importante, sobre nuestras carteras. Así nos encontramos con que si en un establecimiento no hay música, las ventas serán menores que en uno en el que sí la haya. Hasta ahí se puede sobreentender que si nos encontramos más a gusto (y si lo pensáis, estamos acostumbrados a estar en ambientes bulliciosos) estaremos más tiempo dentro del establecimiento y acabaremos comprando algo, y es que hay que tener en cuenta que la música de fondo aumenta el intercambio verbal y los comportamientos humanos, como sacar una sonrisa o simplemente mantener contacto visual con otras personas, pero ¿cómo influyen el resto de factores en nuestras compras? El volumen va a determinar el tiempo que permanezcamos dentro de la tienda. Si la música está alta estaremos menos tiempo dentro que si, por el contrario, está a un volumen moderado y el sonido es débil. El ritmo se encarga de marcar nuestro movimiento: si la música es lenta nuestro paso será también lento y nos dará tiempo a fijarnos en más cosas, incrementándose de ese modo las ventas. El estilo musical es fundamental para los gestores de los establecimientos, ya que la música que suene ha de ajustarse tanto al tipo de artículo que se vende en la tienda como a la edad de los consumidores para los que vayan destinados los productos. La mayoría de los establecimientos escoge música suave porque de esa manera no nos distraeremos con ella y nos centraremos más en las compras. Las tiendas dirigidas a los más jóvenes son las que más problemas tendrán a la hora de elegir la música para su local (porque con la juventud siempre es difícil acertar). Termino este artículo comentando que, a modo de estrategia para favorecer sus ventas, las tiendas de alimentación tienen música con ritmos lentos para que te lo tomes con calma, los restaurantes de comida rápida tienen ritmos rápidos para que mastiques más deprisa (y dejes sitio para otro), las tiendas de ropa con colores llamativos tienen música de discoteca (para que te hagas a la idea de lo bien que te sentará el modelito en la disco) y las tiendas de artículos baratos tienen ambientes ruidosos para que no dediques mucho tiempo a examinar la calidad de lo que te llevas. Alguna semana os hablaré de la música en la publicidad, otra estrategia interesante que debemos tener en cuenta. 

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