Se ha escrito que, en la perspectiva de la historia, la revolución francesa o la revolución rusa van a perder importancia frente a la revolución sexual. Podemos afirmar hoy que Malthus con sus teorías de población, Nietzsche y Freud ?maestros de la sospecha? y Pincus y Rock ?descubridores de la píldora anticonceptiva?, todos ellos tanto al menos como los enciclopedistas, Marx oLenin han contribuido a cambiar los valores y el rumbo de la humanidad (C. Valverde, SI).
Copérnico mostró cómo nuestro planeta no constituye sino una parte insignificante del cosmos; Darwin nos vinculó como un eslabón más en la cadena de la evolución y Freud afirmó que el inconsciente nos habita y determina nuestra conducta sin posibilidad de señorío sobre nuestra persona.
Si para Freud "El amor no es otra cosa que instinto sexual refinado", Niestzche llega a afirmar "La conciencia moral es una enfermedad del hombre débil". Aunque para muchos tales asertos son errados, no por ello dejamos de reconocer cualidades en su producción. Si Freud puso de relieve la importancia de la afectividad en el desarrollo personal y con su teoría de la personalidad a base las instancias del "yo, superyo y ello" explica muchas cosas, Niestzche con su vitalismo provocador hace reflexionar, aunque con la sensación de transitar un campo minado.
Si la teoría del decimonónico Malthus, consideraba que la producción de alimentos crece de forma aritmética mientras que la población lo hace de forma aritmética, se desmiente en nuestro tiempo a la vista de los datos de la FAO.Niestzche y Freud por el contrario, siguen encontrado adeptos en la concepción práctica de la sexualidad. Aunque desaparecidos estos autores en 1900 y 1936, su legado unido a la creciente presencia del control de la natalidad y la síntesis de las primeras hormonas sexuales, determinó la creciente sexualización de la vida de occidente reflejada en expresiones como "sociedad afrodisíaca"(Bergson, 1907), vaticinios: "la locura de mañana no está en Moscú, sino mucho más en Manhattan? el amante libre intenta el imposible de tener una serie de lunas de miel sin una sola boda"(Chesterton) o primeras quejas de mujer: "El amor son las píldoras que tomo porque tú tenías miedo que yo tuviese un niño? a esto me has arrastrado"(Heminway). En el periodo entreguerras se fraguaba una revolución que, sólo unos pocos acertaron a entrever y que Magritte reflejó en Los Amantes. Sólo quedaba romper de forma eficaz y generalizada el vínculo sexo-procreación. Un vínculo, elemental pero muy delicado, pulverizado un 9 de mayo de 1960. Se originaba un cambio epocal.