Raro es el día que no se nos informa de nuevos avances en algún campo de la ciencia. Hasta los más jóvenes nos están sorprendiendo con aplicaciones de móviles o Ipad realmente útiles.
No seré yo quien menosprecie los avances tenidos en todos los terrenos. El progreso tecnológico ha favorecido al hombre y ha humanizado muchas tareas de dureza extrema. Aunque, a veces, da la impresión que ha perjudicado. Un robot suplanta el trabajo de 20 o más personas, no se pone enfermo, no tiene vacaciones, no cotiza, no hace huelga, no pide aumento de sueldo. Gasta energía, simplemente y elimina el trabajo de un importante número de personas.
Los avances más llamativos, por la importancia que tienen, son aquellos encaminados a mejorar nuestra salud, a resolver problemas que hasta ahora eran insolubles y, en definitiva, a prolongar la vida de los seres humanos.
Y aquí viene la cuestión.
La investigación biomédica en España está pujante y en Salamanca también, a pesar de las penurias y estrecheces que los políticos les hacen pasar a nuestros esforzados y magníficos investigadores. Es para pensar que si les dieran todos los medios necesarios llegarían a hacernos inmortales.
Y para qué tanto, tendremos que decir, si los políticos no van al mismo paso que los investigadores. Para qué alargar la vida si nuestros dirigentes no van a ser capaces, por el camino que van, de garantizarnos la pensión, (las suyas sí) de garantizarnos la propia salud, a pesar de los descubrimientos, que no saben financiar. Si después de lo que estamos viendo en el siglo XXI y de lo que hemos conocido en el final del XX, hoy tienen problemas para financiar una vacuna, un medicamento de primera necesidad, qué podemos esperar. ¿A qué se han dedicado estos años de atrás? Estamos retrocediendo. Los políticos son como cangrejos y los investigadores como guepardos. A ver cómo conciliamos esto. Tendrán que inventar cómo el ser humano puede vivir del aire y al aire libre, porque hoy todo está en el aire.
La fórmula estaría, quizás, en I+D+H+T (igualdad + decencia + honradez + trabajo)
Financiación: coste cero. Sólo haría falta querer. (Casi nada?)