OPINIóN
Actualizado 02/12/2013
Fernando Robustillo

Subidos en la garita de su satélite geoestacionario con antena buscapersonas teledirigida, el detective Barack y su ayudante Kerry vigilaban el cerco de Pakistán donde con toda fiabilidad se encontraba Bing, aunque no pudieran precisar el lugar exacto. De capturarlo, o no, estaba en juego el orgullo de todo un pueblo. Y por supuesto nada que reprochar al satélite, pues su potencial era tan fuerte, que podía meterse en un jardín y escrutarlo, ver pasear a la gente a tamaño natural, pararse ante una mosca y hasta darle al zoom para observarla como si fuera un gigante, pero algo que aún no podía realizar era traspasar los muros y hallar al personaje en su interior; por tanto, o alguien traicionaba al fugitivo o debían esperar que Bing caminara por las calles y de esta manera le podrían inocular un "chic" láser para capturarlo vivo. Pero Bing no era de bares. El remedio, aliarse de paciencia y esperar que saliera de su refugio.

Así, con esta tarea, presuntamente comenzó el tema del espionaje  a los europeos. Y moralmente no fue fácil, puesto que un demócrata es un demócrata. Y ambos, el detective Barack y su ayudante Kerry, lo eran.

Kerry: "Barack, ¿qué te parece que abramos en el satélite una ventanilla fija para Bing y otras tantas variables para espiar a Merkelinda, Berlusconi, ZP y demás líderes europeos?".

Barack: "Borra eso, ¡qué ideas!, sabes que es ilegal".

Kerry: "No, si yo lo decía para echar el rato".

Barack: "He dicho que no".

Resistieron la tentación y todo fue desarrollándose, más o menos, como se planificó en un principio, y aunque al fin Bing fue capturado, pero sin vida, se lo comunicaron al pueblo para júbilo de quienes lo querían vivo o muerto.

Con posterioridad, Barack, en agradecimiento por los servicios prestados, concedió a su amigo Kerry el deseo de seguir con las tareas de espionaje, en las que le acompañaría en el regreso a casa.

Pero para sus adentros, Kerry pensaba: "éste se ha quedado con un mono del copón y ahora quiere disimular que lo hace por mí". Aunque aceptó como si de una orden se tratara y fueron conociendo los entresijos de la caída de Sarkozy, Blair, Zapatero o Berlusconi.

Merkelinda, también espiada, fue más dura que todos juntos y ahí sigue en la Presidencia alemana. Y era curioso ver que cuando Barack bajaba del satélite para atender asuntos domésticos del cargo, se entrevistaba con ella, señora que quedaba abducida por la inteligencia del moreno, pues nada más abría la boca, él la cortaba: "sí, sí, no me digas más, no me digas más, lo sé, lo sé?". ¡Claro que lo sabía! Y ella sin saberlo, maravillada escuchaba una y otra vez aquella canción de "mami, qué será lo que tiene el negro? ¡Cuánta sabiduría!".

Barack, cada día más enganchado, dilataba la llegada a casa. "Oye, Kerry, ¿te acuerdas lo bien que lo pasamos con "Bienvenido Mr. Marshall"?, pues vámonos para España".

Kerry: "Okey, Barack, allí gobierna Franjoy, un hombre gallego muy astuto".

Barack: "Es Rajoy, no Franjoy, mi secretario?".

Kerry: "Lo sé, ahora le llaman así por Francisco y su amor por los pobres".

Barack: ¿Quién, el Papa?

Kerry: ¿Qué otro Francisco iba a ser?

Barack: "Ah, sí? No obstante le llamaremos Rajoy. Entremos en el Parlamento español y escuchemos":

-Tiene la palabra el jefe de la oposición Sr. Rubalcaba y la correspondiente réplica se la dará el señor presidente del gobierno:

Rubalcaba: "Agradezco que usted vaya a considerar alguna de nuestras enmiendas, Sr. Rajoy".

Rajoy: "Piense usted que yo agradezco que me lo agradezca?".

Barack: "Kerry, qué ha respondido".

Kerry: "No lo sé, mi presidente. Es algo muy espeso. Además, hay una interferencia de La 5; creo que ha ocurrido algo grave que afecta a todo el país".

Barack: "Entérese".

Kerry: "Escucho decir: 'Atención, atención, aquí no se mueve nadie, acaban de robarle el móvil a Lydia Lozano".

Barack: "Vámonos, Kerry, para este país es un asunto realmente serio".

?.

La carrera de espía de Barack y su ayudante Kerry acabó como la de todos los que se dedican al espionaje, gracias a la traición de un joven espía que los espió y Barack y Kerry han pedido perdón a quienes se hayan sentido molestos.

Nota: De lo presuntamente leído por ustedes, todo parecido con la realidad es mera coincidencia y escrito está con todo el sentido del humor anglo-americano.

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