Cada día del año está dedicado a una o varias causas; desde el Día del Niño, 20 de noviembre, al Día del Abuelo, 26 de julio, todos estamos identificados con algún día de? Esta semana hemos asistido a una de esas jornadas, señaladas para meditar sobre el comportamiento de los hombres y mujeres en la vida cotidiana: El Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra la Mujer
En lo que va de año han perdido la vida 46 mujeres a mano de sus maridos, compañeros o novios y, según los datos aportados, en la mayoría de los casos no había denuncias previas de maltrato; y 16.000 están en situación de riesgo, habiendo aumentado considerablemente el número de adolescentes. Y todo ello a pesar de l as costosas campañas que puntualmente lanza el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través del flamante Instituto de la Mujer. Algo está fallando en los mensajes y en las actuaciones porque más de 4 mujeres muertas al mes son muchas mujeres.
Y a esto hemos de añadir la repulsa que está provocando en la población la aplicación de una manera extrañamente rápida del cumplimiento de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, derogando la doctrina Parot y que deja en la calle a terroristas, violadores, asesinos y toda clase de delincuentes con grandes y largas penas de prisión. Sí, los presos tienen sus derechos pero ¿dónde han quedado los derechos de las víctimas violadas y/o asesinadas?, ¿quién garantiza que no reincidirán?; si vuelve a haber más víctimas ¿se sentirá alguien culpable?, ¿qué pensarán entonces los que han participado en esas excarcelaciones? Preguntas que hoy no tienen respuesta, mañana no sabemos.