Salgo a la calle y el frío me abarca la cara; siento que paso por la zona de congelados del Carrefour. Algunos problemas me agobian, otros no tanto, como buscar el periódico. Regala cosas y se acaba rápido. El kiosko habitual al que acudo ha cerrado por la crisis, también a los kioskos. Y me ha dejado colgado con la inercia de ir a buscarlo a diario. Porque yo tengo que tener el papel entre las manos. Como dice Roberto Carlos "soy de esos amantes a la antigua?". Me cuesta un mundo leer los periódicos digitales. No sé, como ese rompedor diálogo de "Operación Dragón", cuando Bruce Lee responde a su contrincante fanfarrón que rompe un ladrillo en sus narices: "el ladrillo no devuelve los golpes". Con el periódico es que te peleas, pasas hojas para adelante para atrás y si se pegan, una pequeña pátina de saliva y arreglado y lo tocas y lo retocas. Te cuesta aceptar que lo virtual sea verdad. Tienes ese enfoque mental adquirido.
Total que no encontré el periódico. En esas que entra una señora anciana en la tienda y me dice: "hijo, mira a ver en el periódico el horario de las misas, si haces el favor". Yo me quedé mirando la pantalla y le dije suave: "pues a ser que no señora, hoy no he encontrado el periódico"- "Vaya por Dios", declinó ella.
Ultimamente tiendo mucha a la versatilidad emocional, aunque gana el pesimismo. Por dentro y por fuera uno se ve triste, qué quiere que les diga. Y se va a pasear. Y en la ronda por las aceras la tristura se acrecienta con tanto "Se vende", "Se alquila"?lo que parece florecer son las tiendas de mascotas. Salen líneas muy novedosas de "Pret a Porter" para perros.
Tunear al perro está de moda, como el otoño, como la crisis, como la vuelta del PSOE y como la ausencia de esperanza.