Considero que no hay una buena atención psiquiátrica en Salamanca para menores, según manifiestan las familias afectadas por este tipo de dolencias en sus hijos.
Actualmente los niños que acuden a las consultas en el hospital reciben una medicación que tarda en revisarse durante períodos demasiado largos en los que suceden cambios significativos y que no va acompañada de su correspondiente psicoterapia.
Advierto que las familias buscan obsesivamente un diagnóstico, consideran profesional etiquetar un trastorno de la conducta según el manual DSM-IV.
En nuestras casas-escuela sin embargo buscamos soluciones desde un modelo constructivista sistémico. Huimos de las profecías autocumplidoras, cuando esperas una acción negativa es más fácil que suceda, redefinimos y deconstruimos situaciones familiares dañinas. Ante el problema hay una responsabilidad compartida entre los padres, los profesores, sanitarios y el propio menor, todos tenemos que implicarnos en un pequeño cambio, independientemente de lo que haga el otro, culpar al otro o al sistema no es eficaz.
Se debe externalizar el problema, la droga, el robo, la dejadez, procurar que el niño no saque rentabilidad del problema y le sea rentable hacer las cosas bien, luchar contra el problema no justifica menospreciar al niño. Es de sentido común valorar los pequeños cambios positivos reforzándolos y no esperando al resultado óptimo que es el noveno peldaño de una escalera de nueve pasos.
Sólo medicación psiquiátrica no es suficiente y considero que a veces se abusa de ello. Es necesario y posible que el niño aprenda a autocontrolarse con ayuda y dedicación de sus figuras de apego y de profesionales. El abandono, el maltrato, los mensajes contradictorios, la falta de confianza, la no valoración y la falta de cariño pueden llevar a una disociación, a un trastorno por estrés postraumático (TPT). El menor quiere hacer las cosas bien pero no sabe cómo.
La prioridad es el niño, pasemos más tiempo con nuestros hijos y no nos conformemos con los diagnósticos, todos los niños tienen un manantial de sueños que debemos cuidar en el día que se conmemoran sus derechos.