En el año 2018 la Universidad de Salamanca conmemorará sus primeros 800 años de docencia e investigación.
La Universidad de Salamanca, la más antigua de España y una de las más antiguas del mundo no ha tenido en todo este tiempo una vida fácil y sencilla. Nacida como una universidad pontificia y fuertemente apoyada por los Reyes supo labrarse, gracias al prestigio de su profesorado, un lugar de primer orden en los siglos XVI y XVII, como educadora de cientos de escritores, filósofos y teólogos de España e Hispanoamérica. Durante el siglo XVIII, la Universidad de Salamanca sorteó con inteligencia a la propia Inquisición y estimuló los nuevos saberes científicos que llegaban de Europa, participando del fenómeno de la Ilustración.
Sin embargo, durante el siglo XIX la Universidad de Salamanca entrará en un largo proceso de agonía por dos motivos fundamentales: la política centralista de los liberales españoles que privilegiaron a la Universidad Central de Madrid, reconvertida en Complutense, por encima de las demás universidades españolas, y la desamortización de mediados de siglo que dejó huérfana de sus riquezas a la Universidad al despojarla de la mayoría de sus propiedades, propiedades que servían para mantener una autonomía
financiera muy notable.
La situación financiera de la Universidad se hizo desesperada en la década de los 60 del siglo XIX y gracias a las aportaciones del Ayuntamiento de Salamanca y la Diputación Provincial a las Facultades de Medicina y Ciencias se evitó su desaparición. Todo ello demostró que la ciudad y su gente sentían a la Universidad como algo muy suyo por lo que merecía la pena luchar.
La decadencia de la Universidad continuó durante gran parte del siglo XX a pesar del esfuerzo realizado tanto por el rector Miguel de Unamuno que internacionalizó de nuevo a nuestra Universidad, como por un conjunto de profesores de prestigio que se movilizaron y defendieron la Universidad frente a la desidia y el maltrato de los gobiernos a lo largo de los casi 40 años de franquismo.