OPINIóN
Actualizado 16/11/2013
Charo Ruano

A estas alturas de la película seguro que casi se han olvidado de que a finales de octubre se reunieron en Panamá los  responsables de las veintidós Academias de la Lengua Española, directores de bibliotecas nacionales, editores y otros expertos relacionados con la lengua española y el libro. Ministros de educación, académicos varios, escritores, intelectuales de renombre y algunos otros que no sabemos muy bien  a qué fueron. Y digo otros porque otras parece que casi no hubo, como suele ser habitual. Entre esos otros estaba un colaborador muy activo en esto del periodismo cultural, cuyo mérito más reconocible es ser íntimo de un Nobel, no es poco mérito; pues bien el susodicho señor, escribió un par de artículos a los que me referiré hoy y el domingo próximo. En el primero hablaba sobre los best-sellers y sus fabricantes y sobre la alta y baja literatura, incidiendo en que ambas pueden ser buenas o malas, lo que ya es rizar el rizo en esto de las etiquetas, alta literatura buena, alta literatura mala, baja literatura buena?en fin hay que ver lo que le gustan al personal las clasificaciones. El artículo acababa sentando cátedra, sobre el gusto del lector de best-sellers, que no hace esfuerzos, que lee por mero pasatiempo y además lo hace soñoliento y cansado "antes de dormirse" . Siempre me ha parecido una ligereza este despachar a los lectores en categorías y despreciar a los que leen éxitos fabricados para vender y atraparlos; damos por sentado que no leen nada más y puede que sea cierto en ocasiones, en otras no; yo sé y conozco a muchos que leen best-seller y en ocasiones otro tipo de literatura. Claro que también se suele considerar lectoras de segunda al batallón de  mujeres que leen fundamentalmente novela,  porque ellos  a partir de "cierta edad" solo leen cosas serias, ensayos, libros especializados ¿en que? me pregunto. Mira que nos gusta a los lectores meterles el dedo en el ojo a los que no leen lo que consideramos sagrado o lo que leemos nosotros; la literatura, la lectura son ante todo ejercicios de libertad y que cada uno lea lo que le de la gana. Claro, claro que hay que tener unas directrices para los que empiezan, los niños y adolescentes, pero luego hay que dejar que  escojan ellos y que se muevan en un amplio abanico de posibilidades. Si tenemos la batalla casi perdida con ordenadores y juegos electrónicos adictivos hasta decir basta,  ¿vamos a seguir poniendo palitos en la rueda?  Daniel Pennac en su libro "Como una novela" contó como nadie como se fomenta la lectura y en los derechos de lector que coronaban su libro el primero era "El derecho a no leer", el derecho a no leer ahora, el derecho a leer cuando me plazca, el derecho a leer lo que quiera, el derecho a leer algo distinto, el derecho a divertirme leyendo, dios que miedo les da la risa y la diversión a muchos falsos "intelectuales" siempre?

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