"Estoy agotado, las ofertas para hacer cosas no remuneradas se multiplican" | "Estoy hasta*** pero ¡es lo que hay" | "Es que ya no se qué buscar ni dónde buscar no hay nada de trabajo"
Personas desesperadas-desanimadas-tristes y apáticas, ese es un sentir demasiado generalizado.Y no siempre por estar desempleadas, en ocasiones porque el trabajo que realizan está contaminado de una serie de factores que lo hacen casi insufrible, el "ambiente" está muy contaminado por parámetros que suponen desaliento y desinterés. Es el eco de los titulares de la vida misma, tras los cuales se encuentran personas muy válidas, personas con alta cualificación y curriculum excelentes, con amplias trayectorias profesionales y comprometidas con su entorno más inmediato en su tiempo libre; para quienes el reposo y el aburrimiento son palabras que no existen en su diccionario vital; en ellas y en otras muchas podemos confiarnos; estoy convencidísima que reconstruirán el horizonte que nos espera y será mejor de lo que ha sido? NO hay recetas, sí un cóctel de ingredientes que entremezclados que sacian la sed del cambio que buscamos ?necesitamos-anhelamos.
Aparcando la parálisis de voluntad y el interés, con el futuro por delante, contando con personas así -hay muchas más de las que imaginamos sino la cosa estaría muchísimo peor de lo que está- ¡salimos de esta y con fumata verde-la de la esperanza!. No es el cuarto milenio, es todos conocemos y tenemos cerca claros ejemplos de personas que se comprometen, que construyen, que no paran ni se paran ante las circunstancias adversas: que traspasan el muro de las lamentaciones para ponerse en territorio de ¡yo puedo hacer algo y voy a por ello!
O sea que las aguas están muy movidas pero pueden encauzarse, a pesar de los asuntos turbios que invitan a mirar para el otro lado, aletargarse y paralizarse. Que la sangre no llegará al río, llegará un agua cristalina. Gracias a todas las personas que construyen y reconstruyen; idean y se comprometen a pesar de la falta de perspectivas.