OPINIóN
Actualizado 15/11/2013
Fructuoso Mangas

Me ha impresionado, lo confieso, la cita con la que Petros Márkaris abre su novela Pan, Enseñanza y Libertad  en la que intenta acercarse a la Grecia que vendrá, según él, en dos años, metiendo por cierto a España también en el mismo precipicio. No soy yo tan pesimista, ni de lejos, pero eso es otra historia. Y no me ha impresionado la cita, de sobra conocida, sino el hecho de utilizarla para abrir su libro.

El texto con el que abre su libro es de Juan 19, 25: "Se han repartido mis vestidos y se han jugado a los dados mi túnica". Juan, que lo vio, da fe del hecho cumplido entonces. Y así se sigue cumpliendo hoy, con la situación del mundo y de nuestra tierra. Reconozco que yo al menos no soy capaz de señalar a los verdaderos culpables, pero ahora me interesa únicamente repasar la indignidad humana de todos los que participan, o participamos en el nivel que sea, en ese despojo al que aluden Petros Márkaris y el texto que pone al frente de su libro.

Muchos han metido la mano, y siguen, en el injusto reparto de los vestidos, de los bienes, de los dineros, de los derechos? ajenos. El expolio sigue. ( ¡la restauración en El Prado del famoso cuadro de El Greco parece una premonición!). Nos hemos acostumbrado a esa ignominia de desnudar a otros para acumular vestidos propios y aun con reacciones intermitentes nos acostumbramos ante tamaña deshonestidad. Ya antiguo abuso y, a la vez, viejo aviso: "el dinero que os sobra lo habéis robado a los pobres", decía Juan "el boca de oro" en la opulenta y miserable Bizancio a finales del s. IV. Y la cosa sigue igual, repartiéndose unos los vestidos de los otros. Pero no pasa nada?

Y la otra imagen de Juan 19, en la que se juegan a los dados la túnica del pobre, es amarga hasta la saciedad. Me imagino a los poderosos del planeta sentados alrededor de media humanidad tirando los dados con sus cubiletes y cruzando apuestas como quien juega a un parchís de extrema injusticia y de increíble corrupción. O sin mirar tan alto, ahí quedan comités, consejos, directivas, comisiones, plenos, etc? jugando a los dados como si nada.

Y mientras tanto ordenan a los enaltecedores de turno que saquen sus fotos en primera página, sigan sus consignas, celebren sus jugadas y rían sus gracias de divertidos jugadores de dados.  Por algo así cantaba Ricardo Cantalapiedra hace décadas: ¿Dónde están los profetas?. Pues eso.

El libro de Petros Márkaris, recién editado por Tusquets y el último de suTrilogía de la Crisis,  es duro y sombrío. Como el futuro de mucha gente en Grecia. Y aquí. Y más negro aún, ¡no olvidarlo!, cuanto más al Sur se mire?

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