También es argentino, como Lionel, maneja bien la zurda y a pesar del corto espacio de tiempo que lleva en el Calcio, ya se corea su nombre y se le vislumbra gran porvenir. Ha sido un acertado fichaje del Santos. De momento, aunque reparta mucho juego, aún es pronto para conocer todo su potencial. Juega de 10, como si fuera dios, es decir, Maradona, y su nombre, que estarán deseosos de conocerlo, he de decirles que luce muy bien en su camiseta: Peroglio.
En los preliminares del primer partido, segundos antes del pitido inicial, muchos aficionados se sentían "peroglios", aun a riesgo de que les llamaran el anacrónico repudio de "jesuitas". Pero no hubo estigma alguno. La gente se centró en el juicio que merecía Peroglio, sin duda un gran jugador, con carisma, cualidad rara en un debutante, pero no en él, que daba la impresión de ser el capitán del equipo al haber pasado Clemente a la reserva. Ese mismo día pude observar su solvencia. Se acercó a él un joven aficionado con cara de lazarillo y Peroglio, audaz como nadie y creyente, rápido se dio cuenta de que era un 'buen fichaje': "Chaval, pide por mí, pero no en contra".
¡Peroglio, Peroglio!, decía el chico emocionado cuando comenzó el partido, y todo el estadio le siguió. Su nombre bramaba: ¡Peroglio, Peroglio, Peroglio! Al finalizar el encuentro salió de allí de manera triunfal, pero cuando quisieron pasearlo en un coche de cristales para que todo el mundo pudiera conocerlo, Peroglio dijo que no, que el techo lo asfixiaba, quería respirar el aire libre de la gente. Fue una demostración palpable de que había vendido su alma a Dios pero no su criterio.
Siguieron más partidos y el club trataba de mimarlo, por lo que decidieron que el equipo jugara para él. Un hecho que ocasionaba serias divergencias entre el fondo norte de humo negro y el fondo sur de humo blanco, ya que si le centraban todos los balones para que diera la patadita final, los críticos lo tacharían como un líder de diseño, tal como Oliver y Benji. Hubo algún intento, e incluso el gabinete de prensa del club llegó a dar algunas explicaciones a las jugadas de Peroglio. ¡Como si no lo viéramos! ¿O es que era un muñeco con manual de instrucciones? El sentir general fue que le dieran libertad de movimientos y que Peroglio se expresara sobre el césped o delante de los micrófonos con total libertad aunque metiera menos goles.
¿Qué hacer? Simple y llanamente dejar que Peroglio trabajara menos para la entidad y más por el escudo y la afición. Ahora la mayor parte de sus seguidores, o extraños al club, están expectantes, pues algunos creen que no encaja en la idiosincrasia del mismo, y aunque sea poco a poco sienten que tenga que claudicar hasta en su modo de vida, pues cuando Peroglio era un personaje anónimo, éste viajaba en Metro y llevaba a su casa, para enseñarles a jugar, a un millar de zurdos.
De momento sus declaraciones son de suma coherencia y no deja a nadie indiferente, y en cuanto a la práctica, el calendario de liga está realizado desde principio de temporada, y se esté o no conforme con él, Peroglio debe seguir las directrices fijadas con anterioridad a su fichaje.
Que le respeten las lesiones, amigo, y que no le amputen nada, que mantenga su frescura y que los señores Valdano o D'Alessandro, filósofos del deporte y compatriotas suyos, no puedan decir en el futuro que Peroglio sufrió un exceso de "teología futbolística".
Y ya que estamos en Italia, con todo respeto saludamos a Su Santidad Bergoglio y le pedimos, por seguridad, que reconsidere su postura y que use el papa-móvil.