OPINIóN
Actualizado 09/11/2013
Aniano Gago

Hace unos años el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, dijo en un acto en Valladolid, en un alarde de optimismo, que Castilla y León era un gigante que se iba a poner a caminar. En julio de este año abundó en esta misma metáfora en su intervención en el curso Prensa y Poder en Aranda de Duero, organizado por el periodista Graciano Palomo, diciendo que "Castilla y León es un gigante silencioso que comienza a dejarse oir".

Visto lo visto, y padeciendo los ciudadanos de esta tierra las siete plagas de Egipto, queda claro que Juan Vicente Herrera está muy despistado. Porque?,vamos a ver?¿ dónde está el gigante y por qué esto es un gigante? Ni por Producto Regional Bruto, ni por la tasa de empleo, ni por la industrialización que tenemos, ni por la calidad de los servicios, ni por los datos sobre la población, ni por multitud de parámetros más. Nos salvamos en la calidad de la enseñanza, que según el informe Pisa no andamos mal, y por la extensión del territorio (más de 94.000 km2).

Por si fuera poco somos también campeones en paro juvenil, con un 48%, es decir, 34000 jóvenes no tienen empleo. Y a eso hay que añadirle que 14 chavales emigran cada día de Castilla y León, al tiempo que la emancipación ha caído en un 23% en el último año. Si no fuera por los padres y los abuelos esto sería peor que el mayo francés. Aunque al tiempo, que no hemos hecho más que empezar la catástrofe a la que nos han llevado nuestros queridos políticos, preocupados mucho tiempo por construir obras faraónicas, como la sede de las Cortes de Castilla y León en Valladolid, el fastuoso complejo del Museo de la Evolución Humana en Burgos o el nuevo Hospital de la misma capital, el que ha costado 75 millones de euros más de lo presupuestado, además de otras martingalas.

¿Dónde ve Herrera el gigante?. Sí, Castilla y León fue un gigante en la Edad Media, con Isabel y Fernando, y tras su participación en el Descubrimiento de América, y cuando la industria de la lana, la Mesta, era lo más en España (entonces a España ya se le llamaba España). Pero ahora ¿el gigante lo representan las cajas de ahorro de la Comunidad, esas que se las ha tragado la mala administración de unos ejecutivos y unos consejos de administración totalmente politizados (del PP y del PSOE)?. ¿Un gigante silencioso?. Sí, silencioso sí, y dormido, porque Castilla y León no pita nada en el concierto nacional. Como no habla nadie le escucha. No existe. No se oye por ninguna parte. (¡ Qué envidia Castilla-La Mancha!) Si antaño aquel ministro de Agricultura de Fuentesaúco, Zamora, Carlos Romero, tenía miedo al avión, ahora parece que Herrera le tiene miedo al tráfico de Madrid. Fobia le tiene al Foro. Y, claro, ni esto marcha ni allí nos tienen en cuenta. Somos los últimos monos. Y es que la política con mayúsculas exige ir más allá del campanario, y aquí no salimos de ese entorno.

Por eso, y por muchas cosas más, Castilla y León, no es un gigante ni se va a poner a andar. Castilla y León tiene la maldición histórica de unos políticos nefastos, salvo honrosas excepciones, que ni siquiera asumen ( a veces ni son conscientes) del desacierto de sus políticas. Por eso nos vemos así: con mal presente y peor futuro. Y lo más grave es que encima nuestros padres de la patria, en medio de la que está cayendo, en gran parte por su responsabilidad, miran para otro lado y como que no va con ellos. ¡Qué Región, Miquelarena!

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