A pesar de que lo suyo es empezar por los cimientos y acabar por el tejado, en Salamanca esta lógica aplastante no funciona y si no que se lo digan a los comerciantes, sobre todo a los pequeños, que, por cierto, son la mayoría. Desde las poltronas gubernamentales primero se decide solicitar a la Junta de Castilla y León la Declaración de Zona de Gran Afluencia Turística y así permitir la apertura generalizada de establecimientos en domingos y festivos, y después, ante la polvareda desatada, se pacta, casi en secreto y de nuevo entre políticos, que sean dieciséis, en vez de los diez ya instituidos.
El cúmulo de despropósitos no cesa y como si de salvadores se tratara, va y se constituye la denominada Mesa de Diálogo y Seguimiento del Comercio con la participación de administraciones públicas, patronal, sindicatos, y asociaciones de empresarios y de consumidores. Y cómo si algunos tuvieran que demostrar que sus iniciativa son las mejores proclaman a los cuatro vientos que encargarán a la Universidad de Salamanca ?no sé dice cuándo- un estudio de seguimiento para evaluar el impacto de la apertura de los festivos acordados.
Más pragmático, sin duda, se ha mostrado el secretario regional de CCOO, Ángel Hernández, al reclamar al Gobierno regional que implante un impuesto autonómico sobre los beneficios de las medianas y grandes superficies comerciales por abrir dieciséis festivos a lo largo del año.
La propuesta de salir adelante y que el procurador y coordinador de IU en Castilla y León, José María González, tramitará como enmienda al proyecto de presupuestos para 2014, puede incrementar la recaudación del Ejecutivo que preside Juan Vicente Herrera en un mínimo situado entre los 40 y los 45 millones de euros, según las estimaciones realizadas por Comisiones Obreras, ingresos que tendrán que ser revertidos a los pequeños comerciantes, de los que se considera que saldrán perjudicados por la nueva ampliación de los horarios comerciales.