OPINIóN
Actualizado 01/11/2013
José Antonio Mirón

En nuestros días es frecuente oír y escuchar la palabra Calidad, se escucha en casi todos los ámbitos y sectores de nuestra vida cotidiana; pero no tengo claro que aquellos que más la utilizan procesen adecuadamente y cerebralmente este término y, menos aún,su importancia y su consecución.

En el ámbito sanitario y social la Calidad de la Atención o Asistencial lleva asociada diversos términos que suponen una carga importante de significado y de presión por su cumplimiento y consecución. Analicemos algunos de ellos, los más frecuentes.

Seguridad, nos referimos al cumplimiento del primer aforismo del Corpus Hipocraticum ¨Primum Non Nocere¨. Es decir, los profesionales de la atención sanitaria y social, trabajen donde trabajen, hagan lo que hagan por sus pacientes, lo primero y fundamental es no hacer daño. En este viejo aforismo se basa la Seguridad Clínica o Seguridad del Paciente y el principio ético de no maleficencia, no provocar daño.

Eficacia, efectividad y eficiencia son criterios muy utilizados incluso por la población en general y en muy diversos ámbitos. El primero es un concepto teórico, dado que se valora la consecución de algo en condiciones óptimas, las que generalmente no existen. Por este motivo lo que nos interesa como ciudadanos es la efectividad. Es decir, conseguir los objetivos, mejorar la Salud, prevenir y curar las enfermedades, en las condiciones habituales del trabajo diario. Por este motivo  y no otro a los profesionales sanitarios hay que exigirles que sean efectivos, es decir, resuelvan los problemas de sus pacientes en su medio y con los recursos de que disponen Actualmente, está de moda, por el contexto socioeconómico en que nos desenvolvemos, la eficiencia que consiste en conseguir ser efectivos al menor coste. Por esto, si el catarro con tratamiento cura en una semana y sin tratamiento lo hace en siete días, no parece fundamental utilizar antimicrobianos, si un tratamiento sintomático a base de antipiréticos. Así, el sistema debe exigir efectividad a los profesionales y eficiencia a la gerencia y a los profesionales de la gestión clínica; pero lo primero en lo prioritario, la efectividad, aunque el tema se complica dado que están interrelacionados y con retroalimentaciones múltiples.

Universalidad, accesibilidad y equidad son criterios característicos desde la llegada en los años 80 del Estado de Bienestar a las conversaciones de todos. Criterios que deben ir juntos. Para que exista universalidad y equidad debe de existir primero accesibilidad, sobre todo, para determinados colectivos y, actualmente, con la excusa de la coyuntura económica se han puesto barreras como el copago que dificultan la accesibilidad y, por tanto, la universalidad y la equidad. Todos deben ser atendidos con efectividad y, sobre todo, los más vulnerables, los más indefensos, los discapacitados y/o dependientes. Hay que reflexionar más sobre las consecuencias y el impacto de determinadas medidas en los más desfavorecidos, socialmente hablando. La accesibilidad ha constituido una de las más características importantes de nuestro sistema sanitario y social para conseguir los altos niveles de efectividad alcanzados. El copago reduce la demanda; pero también la equidad y la universalidad.

En consecuencia, debemos como Sociedad y como probables usurarios del sistema sanitario y social trabajar por la Calidad, dado que ésta es responsabilidad de todos. Dando valor, contenido y sentido al conjunto de características que hacen del Sistema Sanitario y Social un imprescindible recurso para la Salud y un pilar fundamental del Bienestar y la Calidad de Vida de TODOS.

La calidad debe formar parte de nuestras vidas porque así conseguiremos, a través de una atención integral y continuada del Sistema, la efectividad de nuestros Derechos asistenciales y sociales.

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