Fue ayer, el momento más feliz, el milagro de crear y de ser, la mueca eterna e insondable, el llanto de vida y tu entreabierta mirada incrédula y tierna. Naciste.
De repente, el tiempo se detuvo, tus párpados cansados, tu aliento entrecortado, tus manos inertes, en un suspiro el ángel de blancas alas te reclamó solo para él, pero un conquistador de almas no se rinde tan fácilmente. Volviste con mayor vigor, con la frente alta del campo de batalla y tu huella tatuó indeleble cada latido de nuestro ser. Te quedaste.
Como en una galería impresionista pincelabas a cada uno con tu dulce paleta de matices, educado, sensible, tierno, alegre, frágil,amoroso, resultando de cada cual un Cézanne aún por descubrir, quizá algún día alguien se halle contigo ante el espejo de los años.
Viviste. Viviste con inusitada aflicción y amor, con ilusión y espejismos, con fe y valor. Viviste.
Hoy ya no estás Fabio, y mientras el dolor toma asiento a nuestro costado por el eco de tu silencio, tu paz acuna nuestros pensamientos, tu hilo de voz nos susurra vientos de paz y felicidad, te has ido demasiado rápido y pronto amigo mío, pero no te preocupes en un instante volvemos a vernos.
*EUGENIO SÁNCHEZ. Apasionado por el deporte y por las personas extraordinarias.