OPINIóN
Actualizado 28/10/2013
Javier González Alonso

La Geografía es la disciplina científica encargada de explicar las relaciones existentes entre el ser humano, y sus actividades, con los diferentes elementos que componen el llamado medio natural. Mientras el resto de ciencias se centran en una, o unas pocas disciplinas, los geógrafos estudiamos, tanto los actores que intervienen, como las consecuencias de cada uno de ellos en el conjunto.

Y no lo digo yo, que no dejo de ser "un pobrecito hablador", sino James Lovelock, padre de la teoría de "Gaia", o de la homeostasis, que nos considera como los científicos mejor preparados para curar el planeta. De lo que quiere avisar Lovelock, y siempre lo repite en sus múltiples entrevistas, es de la ciega visión del ser humano, única especie conocida capaz de destruir su propio hábitat con el fin de enriquecer a unos pocos. Ni siquiera nos planteamos que, esa destrucción, no repercute sobre el bienestar de toda la especie, de toda la humanidad, sino exclusivamente en un reducido número de personas, cada vez más poderosas.

Asistimos, en el momento actual, a una crisis planetaria sin precedentes conocidos. Y no me refiero a la estafa económica que padecemos en nuestro país, aunque esos poderosos la llamen crisis económica, que también. El llamado cambio climático es un hecho que ya nadie pone en duda, a excepción de ciertos recalcitrantes ignorantes, y va a poner a prueba nuestra capacidad para adaptarnos a las nuevas condiciones que vendrán. La zona mediterránea, en la que se encuentra España, será, ya lo es, una de las zonas que más cambios va a experimentar, por ser una zona climática de transición. Sin embargo, y a pesar de los serios avisos lanzados por los científicos de todo el mundo, los gobiernos ribereños del Mare Nostrum son los que menos energías están invirtiendo en intentar paliar los cambios que se avecinan.

Tenemos que apostar por utilizar nuestros recursos con coherencia. Abandonar las energías altamente contaminantes por aquellas otras renovables. Debemos evolucionar de la época de los combustibles fósiles y la radiactividad, hacia la total independencia energética; y eso es fácil, muy fácil, en el país del sol: únicamente hay que tener la voluntad para hacerlo.

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