Periodismo de mandarina

Así se titula el libro del periodista profesional y vocacional, Javier Fariñas Martín. "Cuaderno de viaje sobre la pobreza en los medios de comunicación" es el subtítulo de estas 267 páginas publicadas por la editorial San Pablo en una colección arriesgada en la que da voz a periodistas desconocidos para el gran público y admirados dentro de la profesión. La colección se llama "Alternativa-S" y ofrece miradas originales y trabajos rigurosos sobre aspectos con poca cabida en los grandes medios convencionales. Un lujo.

Para los que no tengan la suerte de conocer a Javier Fariñas trataré de hacer un brevísimo repaso a su currículum. Por situarlo. Comenzó trabajando en prensa y radio de cercanías. Diez años de máster callejero pelando mandarinas y comiendo gajos ácidos, dulces y amargos. Estuvo otra década en un gabinete de comunicación de una entidad dedicada a eso que han dado en llamar el Tercer Sector. Y le tocó recorrerse el mundo en vías de construcción. Países y regiones golpeadas por el hambre, la pobreza, la falta de libertad o los desastres de la naturaleza. O varias cosas juntas, que las desgracias ya sabemos que nunca vienen solas. Como las mandarinas. También se doctoró en Ciencias de la Información y ejerce como profesor de la cosa en el CEU San Pablo donde forma a sus futuros compañeros pelando y abriendo una mandarina y colocándola sobre la mesa para que escriban su primera nota periodística. La mayoría ni se acerca. Ni la huelen. Ni la tocan. Ni la prueban. Compagina su labor docente con la jefatura de redacción en Mundo Negro. Es colaborador de RNE y ?con menos frecuencia de la que a mí me gustaría- publica entrevistas de calado en la revista 21. Las dos de 2015, en versión completa y ampliada, están recogidas en un anexo de su primer libro. En una conversa con Martín Caparrós, autor de "El hambre" y en la otra con Pedro Simón, autor de "Peligro de derrumbe". Dos periodistas como él, dos autores, como él, con dos libros muy relacionados con el de él, que se publicaron en el mismo año que el de él y que hablan de la necesidad urgente de un periodismo sobre la vida real. De gente que cuente a la gente lo que le pasa a la gente. De la necesidad que hay en el mundo por conocer lo importante, no sólo lo influyente.

El libro es una joya. Ya le he dicho al autor que no puedo dejar de recomendar que lo recomienden. No sólo por la calidad de los textos, que son de maestro de redacción con gusto fino y sin efectismos vacíos. No sólo por la elección de los protagonistas; auténticos costaleros de la historia. Javier elige a los nadies haciendo nada en ningún lugar y los convierte en fuente principal, en cronistas de un espacio concreto en un tiempo determinado. Les deja contar al tiempo que nos presenta a los que lo cuentan. Y esa crónica convierte al periodista en un altavoz que sube y baja el volumen, que acota, contextualiza, ubica y nunca juzga aunque se sitúe claramente en el bando de los vencidos, de las víctimas, de los pobres.

Una última cosa antes de que os lo vayáis a comprar. Cuando acabéis de leerlo os quedará una triple sensación. En primer lugar os daréis cuenta de que Javier es un tipo que merece la pena, de los que se visten por los pies. Después caeréis en la cuenta de que cada vez son más necesarios profesionales como él. Y por último pensaréis que habéis timado a los de la editorial San Pablo porque el libro tiene tanto valor que os resultará ridículo su precio.