Salamanca, provincia descarrilada

En el último mes hemos visto cómo se inauguraba un nuevo tramo de la línea de AVE que unía Madrid y Valladolid, que alcanza ya León, así como la puesta en funcionamiento de la línea de alta velocidad entre Medina del Campo y Zamora (aunque el AVE para esta urbe tardará aún en llegar). Asimismo, hemos asistido en estos últimos meses a un sinfín de inauguraciones de infraestructuras en otras zonas de España, ante lo que es inevitable preguntarse: ¿Y Salamanca? Aquí una de las tristes novedades que ha habido en materia ferroviaria es que se ha empezado a desmantelar la Vía de la Plata en la zona de Béjar.

No parece que nuestra provincia sea el escenario de puesta en marcha de ninguna infraestructura de calado, no digo el AVE, que me parece del todo innecesario y una manera fácil de hacerse la foto, a la par que se despilfarran ingentes millones de dinero público que, seguramente, conlleven la comisión para algún que otro listillo apoltronado. Pero sí creo que el Estado debería poner su punto de mira en infraestructuras más necesarias. Por ejemplo, ya que hablaba de León y Zamora: ¿Les hace falta el AVE a estas provincias cuando está cerrada la Vía de la Plata? ¿No bastaba simplemente con electrificar las vías para que pudiesen ir por ellas los Alvia? Y en el caso de Salamanca, aparte de la Vía de la Plata, ¿Qué ha sido del tren de La Fregeneda? ¿Qué va a pasar con la línea Salamanca-Ávila?

En este sentido, por mucho que la ministra de Fomento haya manifestado que "el AVE es un antes y un después en la vida de los zamoranos" clave para "la industria, el comercio y el turismo", o que Rajoy haya indicado que la llegada del AVE a León será sinónimo de "empleo, prosperidad y desarrollo", me parece que tanto a Zamora como a León les beneficiaría infinitamente más la reapertura del ferrocarril de la Vía de la Plata, que debería ser prioritario para el Estado. Paradójicamente, su puesta en marcha tras tres décadas de cierre hubiese resultado más barato que el desembolso que ha supuesto el AVE para llegar a dichas urbes, pues se podría aprovechar parte de la infraestructura existente, hecho que no ha ocurrido con el AVE, cuyo trazado ha partido de cero y, todo hay que decirlo, es un tren exclusivamente de pasajeros, no de mercancías.

Pero fuera de los costes, ¿Por qué es más conveniente para Salamanca la reapertura de la Vía de la Plata que la llegada del AVE? Primeramente, porque supondría un enlace que actualmente no se tiene, pues vertebraría el oeste de España de norte a sur, conectando el puerto de Gijón con el de Sevilla y, de paso, enlazando entre sí por tren a las regiones de Asturias, León, Extremadura y Andalucía. En el caso particular de las principales poblaciones salmantinas asentadas en dicha vía (Salamanca, Alba, Guijuelo o Béjar), esta reapertura les supondría conectarse por el norte con Zamora, León, Oviedo o Gijón, y por el sur con Plasencia, Cáceres, Mérida o Sevilla. A ello habría que añadir que, para Alba, Guijuelo o Béjar, supondría la vuelta del tren a estas localidades.

Y es que, actualmente, en la provincia de Salamanca estamos huérfanos de la conexión ferroviaria hacia el norte y el sur, y los únicos caminos que podemos tomar son hacia Valladolid, Madrid y Lisboa. Eso sí, a excepción del caso vallisoletano, con vías sin electrificar, que provocan que aquí no llegue más que la "morralla" de trenes que ya no sirven en el resto de España. Es cierto que está tocando a su fin el proceso de electrificación de la línea Salamanca-Medina del Campo, pero la gran pregunta también es si llegará hasta Fuentes de Oñoro como se ha exigido tradicionalmente, cosa que dudo, pues tiene pinta de que sólo se dejará electrificada la vía hasta la ciudad de Salamanca, y de ahí hacia el oeste que cada palo aguante su vela. Es decir, que para ir de Salamanca a Ciudad Rodrigo o Lisboa deberemos seguir cogiendo trenes del año "catapún". Por otro lado, cabe señalar que en esta línea, que une Irún y Lisboa, apenas restan por electrificar los kilómetros situados entre Salamanca y Fuentes de Oñoro, hecho que, como salmantinos, nos debería dar cierta vergüenza.

Por otra parte, nuestros gobernantes tampoco han considerado necesaria la electrificación de la línea de Salamanca a Ávila, hecho que resulta curioso si tenemos en cuenta que entre Ávila y Madrid dicha vía sí está electrificada. Para más inri, puede que el tramo entre Salamanca y Ávila tenga los días contados, pues, cuando esté a pleno rendimiento la electrificación de Medina, se tenderá a desviar el tráfico ferroviario por aquella línea, por lo que todo parece indicar que la Salamanca-Ávila-Madrid acabará por ser la Ávila-Madrid, perdiendo un nuevo destino Salamanca y quedando para la provincia apenas dos líneas, la de Medina del Campo (electrificada), y la de Lisboa (sin electrificar). Dicho de otra manera, para todo lo que se quiera hacer por tren con el resto de España tendremos que pasar necesariamente por la provincia de Valladolid.

En cuanto al proyecto del AVE planteado para Salamanca, éste se basaría en una nueva forma de ir de Salamanca a Madrid, pues no se iría por Ávila (la vía natural para ello), sino que el AVE llegaría a Salamanca a través de Medina del Campo, debiendo ir hacia el nordeste para buscar un destino que está al sureste.

¿Y qué fue de la conexión con Oporto? La vía de La Fregeneda ha quedado sepultada en el olvido para las administraciones central, autonómica y provincial, que ni siquiera cumplen con su obligación de conservarla como Bien de Interés Cultural que está declarada. Es de agradecer el grandioso trabajo que está llevando a cabo la asociación Tod@vía en este sentido, de cara a frenar su deterioro. En todo caso, desde las instituciones no parece repararse en el beneficio que podría suponer la conexión ferroviaria con Oporto (aparte de la posibilidad de utilización de la vía con fines turísticos en Las Arribes), pues la provincia de Salamanca se sitúa a medio camino entre Oporto y Madrid, y podría hacer de puente con la Gijón-Sevilla si se reabriese la de La Plata, en la que estamos situados también en una posición bastante céntrica. Personalmente, creo que esto traería muchísimo más beneficio y posibilidad de futuro para Salamanca que el AVE, que se nos vende como la panacea, pero que no deja de ser un tren para ricos que pagamos entre todos. Baste como ejemplo que en taquilla el billete ordinario de AVE Madrid-León cuesta 54'60 euros, lo que supone más del doble que el billete ordinario en autobús, que cuesta 25'26 euros, y casi veinte euros más que el billete en un tren MD (37'55 ?) que tarda más del doble y es el tren que hay actualmente para ir de Salamanca a Madrid.

Pero intentando evadirme de mis sentimientos de apego hacia la tierra, y buscando verlo desde una perspectiva objetiva, me pregunto: si fuese un empresario con ganas de invertir en la Submeseta Norte, ¿Qué ventajas competitivas me ofrece Salamanca? Y la realidad es que, mientras siga cerrada la Vía de la Plata, Salamanca parte en clara desventaja con, por ejemplo, Valladolid o Burgos, porque el transporte de mercancías en tren impide los traslados hacia el norte o el sur. De hecho, si para casi cualquier transporte hay que pasar por Medina o Valladolid, lo lógico es que el empresario acabe decidiendo instalarse en la ciudad o provincia donde están los nudos y líneas férreas, más si en ella están implantadas la mayoría de instituciones de la comunidad autónoma. Pero rehago el cuestionamiento: ¿Dónde se implantaría una empresa? ¿En una ciudad casi aislada por tren como Salamanca y cuyas conexiones son lentas al estar sin electrificar sus vías? ¿O en una ciudad con conexiones rápidas hacia casi todos los puntos cardinales, como Valladolid, Palencia o Burgos? Mal que me pese, no hay color en la respuesta, aunque sí posibilidad de ponerle remedio.

Lo que resulta evidente es que, mientras se encuentre cerrada la Vía de La Plata, seguirá vigente el maltrato que sufre el Reino de León en materia ferroviaria. Desde luego, no podremos esperar un futuro próspero mientras no pongamos las condiciones en el presente para que esta tierra pueda dejar de ser una colonia. Porque sí, existe el colonialismo interior, y de ello en las provincias leonesas y extremeñas sabemos un rato. Se nos ha tratado como simple terreno a explotar, del que sacar ganancias que se invierten en otros lados, tierras de las que sacar materias primas que se manufacturarán en otras zonas. Valles que anegar para sacar una electricidad que servirá para dar luz a empresas de Bilbao, Valladolid o Madrid, sin que nadie se acuerde en qué provincias se ahogaron tantos pueblos, tantos recuerdos. Las oficinas en Bilbao, y los pueblos sepultados por el agua en el País Leonés y Extremadura. El colmo de la lógica.

Caso parecido al del tren, en los años ochenta el Estado decidió dar la espalda al Oeste, cerrar nuestra columna vertebral y la conexión con Oporto, alegando que, si querían, las propias autonomías podían hacerse cargo de sus trazados. Extremadura y Andalucía salvaron sus tramos de la Vía de la Plata, que sigue abierta entre Sevilla y Plasencia. ¿Qué paso más al norte? La actitud de pasividad de la Junta conllevó el cierre de esta vía en León, Zamora y Salamanca, provincias que desde entonces hemos perdido en conjunto más de un 10% de nuestra población, más de 100.000 habitantes. En el aire sigue aún la pregunta de si un gobierno autonómico de la Región Leonesa hubiese permitido tal afrenta.

Triste destino para una tierra malherida por la abundancia de actitudes egoístas, individualistas y acomodadas, cuyo máximo exponente son unas élites gobernantes en su mayoría apoltronadas e ineptas, cuyos méritos para ocupar cargos de responsabilidad están, frecuentemente, más relacionados con su apellido o raigambre familiar que con sus aptitudes para el gobierno. Una tierra en la que casi nadie quiere salir a reclamar lo que es de justicia para estas provincias, para este viejo reino milenario. Triste y difícil futuro nos espera si continuamos con la pasividad presente. Mientras tanto, el tiempo seguirá avanzando y nuestros pueblos agonizando cada vez más, acercándose al sueño eterno.