Pena de muerte: ¡No en mi nombre!

Autor: Juan L. Hernández, activista de Amnistía Internacional Salamanca

El día 10 de octubre se celebra EL DÍA MUNDIAL CONTRA LA PENA DE MUERTE. Cada vez son más las personas que en todo el mundo condenan la pena de muerte y también cada vez más los estados los que la eliminan de sus legislaciones. Son ya dos tercios de todos los países los que la han abolido ya sea por ley o por que en la práctica no la llevan a cabo y esta tendencia sigue su progreso. Desde 1979 más de 70 países la han abolido y una vez abolida ya rara vez suele reimplantarse. Fue en diciembre de 2007 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por 104 votos frente a 54 una resolución sobre la suspensión de las ejecuciones. En Europa prácticamente no se llevan a cabo ejecuciones e incluso en la mayor parte del continente africano no existe la pena de muerte pero por el contrario países como China ejecutan anualmente miles de personas sin que se sepa cuantas son porque este procedimiento está considerado un secreto de estado. Lo mismo podemos decir de Corea del Norte.

"Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos, sin excepción, independientemente de la naturaleza o las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características del acusado, o del método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución" por ello hace continuas campañas a favor de la abolición absoluta de la pena de muerte en todo el mundo y solicita a todas las naciones que trabajen para lograr un mundo sin ejecuciones. Entendemos la pena de muerte como una pena cruel, inhumana y degradante. El artículo 3 de de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce "el derecho de toda persona a la vida", por lo tanto nadie y por supuesto ningún Estado debería arrogarse el derecho a quitar la vida de ninguna persona También el artículo 5 de esta Declaración declara que "nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes". Es más, hay Estados que ejecutan a menores de edad e incluso a discapacitados psíquicos. Si la pena de muerte es irreversible y como se ha venido observando se han producido números errores judiciales, no puede llevarse a cabo la reparación del posible error judicial por lo que la muerte de un inocente no puede compensarse de ninguna forma. Y qué decir del sufrimiento añadido al reo esperando meses, años e incluso décadas que se lleve a cabo su ejecución, ¿no podemos considerarlo incluso como un modo de tortura? Y ¿quiénes son en definitiva las personas ejecutadas?: la población pobre, las minorías, grupos raciales, étnicos y religiosos son los grupos que más sufren este cruel castigo y que por tanto podemos considerar como profundamente discriminatorio.

Tampoco podemos decir que hay un método humano de ejecución porque cualquiera de los que hoy son considerados menos crueles tienen continuos fallos que prologan el sufrimiento del ejecutado, lo hemos visto con la inyección letal porque errores en las dosis aplicadas han hecho que el reo no muera inmediatamente y su agonía sea tremenda haciendo que los presentes en la ejecución no soportaran contemplar semejante suplicio. Lo mismo podemos decir de la electrocución (si han visto la película "La milla verde" el caso que se presenta de ejecución por electrocución no es sólo ficción casos como ese se han dado en la realidad), el ahorcamiento, el fusilamiento, la decapitación, etc. Podemos considerar civilizada una sociedad que lleva a cabo tales métodos teniendo en cuenta que números estudios han demostrado la inutilidad de tal procedimiento, inútil porque no hace que los delitos por los que son condenados disminuyan, es más, países que han abolido la pena de muerte estadísticamente estos delitos han disminuido. No solo el condenado es el que sufre la condena, son sus familiares, sus amigos los que la padecen también este castigo, los verdugos que la llevan a cabo, los funcionarios de prisiones, los abogados defensores pensando que no han podido evitar la condena e incluso la acusación que aunque legalmente pueda solicitar la ejecución moralmente puede no estar de acuerdo con la misma. En definitiva la pena de muerte causa muchas más víctimas.

Ya en el siglo XXI una sociedad que se cree civilizada, desarrollada y culta debería tener en cuenta que castigos como los utilizados en la Edad Media están fuera de lugar y del tiempo. Habiendo sociedades que piden el respeto a la vida de los animales y que se castigue a las personas que les causan sufrimiento y que esas mismas sociedades tengan vigente la pena de muerte, ¿no es un contrasentido que al menos no se conciencien en salvaguardar la vida humana? Si incluso hay asociaciones de familiares víctimas de violencia que se oponen a la pena capital y dicen que "no ejecuten en mi nombre" con más motivo la sociedad debería tomar conciencia y no venganza y decir también "no en mi nombre".