El recuerdo a las víctimas de la represión militar de 1936 sigue presente

La Asociación de Documentación y Estudio de El Rebollar desarrolló en la mañana del domingo su tradicional acto de homenaje a las personas que fueron ejecutadas extrajudicialmente en Robleda durante la represión militar del verano de 1936. En total, se tiene constancia de 30 víctimas mortales, entre vecinos del pueblo y personas de otros municipios que fueron asesinadas en el término municipal de Robleda.

El acto, desarrollado junto al monolito instalado en Robleda para recordar a las víctimas, fue abierto por la secretaria de la Asociación, Esther Prieto, quién recordó la falta de ayudas por parte de las instituciones. Por su parte, el presidente de la Asociación, Ángel Iglesias, insistió en la necesidad de recuperar y valorar el legado republicano. Posteriormente, dio lectura a los nombres de las personas identificadas como víctimas mortales (se pueden encontrar más abajo en esta información).

Tras varias intervenciones más, hicieron una ofrenda floral los hermanos Sebastián y Tomasa Bonilla, emigrantes en Francia. Su abuelo también estuvo emigrado en ese país, hasta que la crisis económica de los años treinta lo obligó a regresar. Los derechistas locales lo acusaron de 'haber traído el veneno' al pueblo, en alusión a la fundación de la Sociedad Obrera de Robleda de cuya directiva debía de formar parte en 1936. Por ello fue de las primeras víctimas sacadas el día 13 de agosto, ejecutadas clandestinamente en Castillejo de Huebra (Muñoz).

El acto también incluyó la interpretación de una pieza por el tamborilero Pablo Prieto, a la que siguió un minuto de silencio y un saludo respetuoso para la memoria de la República.

Al acto asistieron familiares de las víctimas, así como los especialistas Luis Castro Berrojo (especialista de la historia reciente y la represión en Castilla y León), Luc Torres (cuyo padre tuvo que exiliarse debido a la represión franquista), el historiador local José Alonso y miembros de asociaciones comprometidas con la memoria histórica (como José Zato, Miguel Lirio, Ángel Sánchez y Maximiano Vallejo).

Ésta es la intervención íntegra de Ángel Iglesias, junto con el listado de las víctimas mortales:

Queridos familiares y amigos, os agradecemos vuestra presencia al lado de este monolito que, como señalamos el año pasado, es un lugar de memoria para nosotros y para quienes valoran el legado republicano. Algunos habéis venido de otros lugares y provincias e incluso de la lejana Navarra o Francia. Vuestra participación en este acto es un estímulo para los más asiduos a este ya casi tradicional homenaje a la treintena de víctimas que, entre vecinos y forasteros, fueron asesinadas en el término de Robleda o en otros lugares de Salamanca y Cáceres. Sucedió por estas fechas hace 79 años. La mayor parte de esas víctimas tiene inscrito su nombre en este modesto monumento levantado en 2007 con la ayuda de la Asociación de Salamanca por la Memoria y la Justicia y el apoyo oficial del Ministerio de la Presidencia.

Estamos aquí, por tanto, para cumplir un deber de memoria, que no solamente efectuamos por la parte que nos toca como familiares o demócratas, sino también en nombre de los familiares olvidadizos y las autoridades que, pretendiendo servir a la democracia, olvidan que el germen del estado democrático e incluso del estado de las autonomías es parte del legado republicano. Es un homenaje que por extensión tributamos a las víctimas de otros pueblos y territorios donde las víctimas son ignoradas o no recordadas dignamente en público.

Nuestro deber de memoria nos obliga a recordar que aquellas víctimas mortales no fueron juzgadas por nadie, sino eliminadas extrajudicialmente en detenciones sangrientas, sacas domiciliarias (mareos o paseos) y sacas carcelarias. Fueron crímenes cometidos bajo la tutela de los militares sublevados, como sucedió con frecuencia en la retaguardia de la "zona nacional" (sin ir más lejos en Fuenteguinaldo, Bodón, Peñaparda, Ciudad Rodrigo, etc.).

En otras ocasiones esa categoría de víctimas, como las que aquí o en otras partes fueron objeto de la represión carcelaria, la depuración o la sanción económica, fueron juzgadas en consejos de guerra por presuntos delitos de "rebelión" o por tribunales específicos de "responsabilidad civil" o de "responsabilidad política". A raíz del "Movimiento", la instrucción de un amplísimo repertorio de presuntos delitos de rebelión respondía a terroríficos bandos de guerra, decretos y órdenes militares dictadas por quienes no tenían poder legítimo para legislar (militares traidores a la República) o mediante la aplicación arbitraria y esperpéntica del código de justicia militar. Después el Gran Legislador sería Franco, que firmaba todos los decretos a partir del 29 de septiembre de 1936.

La sublevación militar, la guerra y la represión no tenían por objeto restablecer el orden social, como los jefes militares y sus mentores civiles y religiosos decían. De haber sido cierto este objetivo, esos estamentos habrían colaborado en la aplicación de las reformas republicanas, principalmente la Reforma Agraria, que al menos hubiera servido para remediar el paro obrero y paliar el hambre. La extrema necesidad era el verdadero desorden social que ciertamente no remedió la guerra y la dictadura que con ella se estableció.

"El Glorioso Movimiento Salvador de España" o "la Cruzada" de la propaganda nacional-católica aspiraban a mantener los privilegios de las clases tradicionalmente favorecidas que pensaban encarnar la esencias patrias: los militares, los eclesiásticos, los grandes terratenientes herederos o emparentados con la vieja nobleza. Ellos y sus fieles seguidores eran "las personas de orden" en la literatura militarista, para la cual los demás ciudadanos eran "peligrosos izquierdistas", "comunistas", "propagandistas del nefasto Frente Popular", "perseguidores de la Iglesia" , "asaltantes de la propiedad privada y los terrenos comunales".

A las clases ligadas con dichos estamentos, en las que una parte de la burguesía estaba imbricada, les venía bien una organización social jerárquica como la del antiguo régimen monárquico en la que casi tenían el monopolio de la fuerza armada, la enseñanza y la propiedad de la tierra. La inmensa mayoría de campesinos sin tierra suficiente y jornaleros sin trabajo la mayor parte del año constituían "las masas obreras", cuyo papel debía ser la espera sufrida de la oferta de trabajo o de tierra en arriendo por parte de los amos y patronos.

Las reformas de la República permitían contemplar un tratamiento menos injusto, con derechos y obligaciones por parte de todos, sin resabios paternalistas. Los obreros sindicados lo exigieron y las autoridades republicanas de 1936 trataron de moderar la impaciencia de los más necesitados, muchos de ellos padres de numerosa familia, que no veían llegar la hora de ocupar "la tierra prometida" por la Reforma Agraria. Unos y otros fueron las primeras víctimas elegidas de la sublevación militar.

Los represores de esta sublevación trataron a los republicanos de la "zona nacional" en general y de este territorio salmantino en particular como si fueran enemigos armados. Pero los directores y teorizadores del "Movimiento" no se contentaban con la victoria militar, necesitaban la humillación de los vencidos como garantía de la erradicación del republicanismo.

Por ello el recurso al terror que tenían previsto para imponerse no se limitó a la eliminación física y la intimidación de los llamados "desafectos". Desde el principio practicaron la depuración de los funcionarios e impusieron sanciones económicas que arruinaron a quienes no lo estaban ya mediante la incautación de bienes por el estado desde 1937 y la aplicación de la ley de responsabilidades políticas al final de la guerra.

El año próximo se cumplen 80 años del comienzo de aquellos acontecimientos. Desde ahora deberíamos prever y solicitar ayuda institucional para algunas iniciativas que podrían desarrollarse en el ámbito de la comarca de Ciudad Rodrigo con motivo de tal aniversario:

-un homenaje a las víctimas en el marco de una jornada de reflexión sobre el legado republicano

-la elaboración de un mapa de las fosas existentes en la zona y ver la manera de que se señalen al público

-la colocación de placas conmemorativas en los cementerios donde haya restos de republicanos asesinados (en Robleda, por ejemplo)

-la eliminación de símbolos, nombres y rótulos fascistas o franquistas en la toponimia, el callejero y los edificios

-la publicación de nuestro estudio sobre "la represión en el SO de Salamanca de la guerra al primer franquismo".

El deber de memoria incumbe a las autoridades democráticas, en primer lugar. A nosotros nos incumbe el deber de recordárselo, al tiempo que cumplimos la parte que nos toca.

LISTADO DE VÍCTIMAS MORTALES DE LA REPRESIÓN MILITAR EN ROBLEDA O ASESINADAS EN SU TÉRMINO (VERANO DE 1936)

Nota Bene. Listado de víctimas mortales, ejecutadas extrajudicialmente en el verano de 1936 por milicianos fascistas, encuadrados eventualmente por carabineros o guardias civiles; con indicación de la naturaleza (si no es Robleda), profesión y cargo público o sindical; entre paréntesis, la fecha de detención en Robleda, el lugar donde se efectuó el asesinato, o apareció el cadáver, eventual enterramiento. (Se corrigen algunos datos con respecto al año pasado).

1. Sebastián Bonilla, jornalero, cofundador y probable directivo de la Sociedad Obrera (13/08/1936, Castillejo de Huebra Muñoz).

2. Julio Calzada Blasco, nat. Gata (Cáceres), albañil, quizá con cargo sindical (13/08/1936, Boadilla, Muñoz).

3. Juan Collado Mateos, jornalero (antes del 22/08/36, lugar desconocido).

4. DESCONOCIDO (a. 22/08/36, El Empalme, Robleda).

5. DESCONOCIDO (verano de 1936, rematado a estacazos, cerca de los Palus Cruzáus, Robleda).

6. 7. 8. TRES DESCONOCIDOS (verano de 1936, sin fecha, La Jernandilla, Robleda).

9. Julián (o Juan) García Milán, jornalero, quizá con cargo sindical (13/08/1936, Castillejo de Huebra, Muñoz).

10. Amable González Andrés, nat. Reguero, León, maestro (01/09/1936, Écija, Sevilla).

11. Emilio Gutiérrez PascuaL, jornalero, quizá con cargo sindical (13/08/1936, Boadilla).

12. Eduardo Gutiérrez Roncero, jornalero, presidente de la Casa del Pueblo (verano de 1936, Villasbuenas de Gata, Cáceres).

13. Segundo Mateos Baz, jornalero (05/09/1936, sacado de la prisión de Ciudad Rodrigo, quizá en Sancti Spíritus).

14. Fermín Mateos Carballo, labrador, alcalde republicano (06/09/1936, cazado en el regato de los Alisos, Robleda, en cuyo cementerio fue enterrado como "desconocido").

15. José Mateos Carballo, labrador (finales de agosto de 1936, lugar desconocido, quizá Carvajales, Payo).

16. Juan Mateos Carballo, labrador (24/08/36, Puerto de Perales, Gata, Cáceres).

17. José Mateos (o Benito) García, jornalero (24/08/36, Puerto de Perales, Gata, Cáceres).

18. Esteban Mateos Mateos, labrador, concejal republicano (13/08/1936, Boadilla).

19. Sebastián Mateos Mateos, labrador, cartero (02/09/1936, carretera de las Serradillas, término de Zamarra).

20. Tiburcio Mateos Mateos, jornalero, responsable político o sindical (13/08/1936, Boadilla).

21. Santiago (o Benito) Montero Sánchez, jornalero, quizá con cargo sindical (13/08/1936, Castillejo de Huebra, San Muñoz).

22. Ángel Ovejero García, jornalero (31/08/1936, Bodón, en cuyo cementerio fue enterrado como "desconocido").

23. Juan Ovejero García, jornalero (03/09/1936, Gatuñal, Peñaparda, en cuyo cementerio fue enterrado como "desconocido").

24. Julián Ovejero García, jornalero (02/09/1936, cazado en Larrojolardino, Robleda, en cuyo cementerio fue enterrado como "desconocido").

25. José Prieto Martín, transportista (verano de 1936, Villasbuenas de Gata, Cáceres).

26. José Manuel Sánchez Sánchez, nat. Boada, carretero (30/08/1936, término de Bodón).

Total: 26 ejecutados extrajudicialmente, entre ellos 1 sacado de la cárcel de Ciudad Rodrigo, 0 procesados.

Dudosos: 2 DESCONOCIDOS, uno abandonado detrás de la Ermita del Cristo y otro algo más lejos, uno de los cuales se ha relacionado con Ignacio Sierra Borrego. De los 4 desconocidos consignados en el registro civil de Robleda, tres han sido identificados: Julián Ovejero García, Fermín Mateos Carballo, Félix Hueso Pascual, vecino de Peñaparda; el cuarto, hallado cadáver en El Empalme, podría ser Esteban Sánchez Hernández, cacereño, registrado fuera de fecha en El Bodón.