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Des-Grecia
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Des-Grecia

Actualizado 28/06/2015

CARLOS JAVIER SALGADO FUENTES / Doctor en Ciencia Política y de la Administración por la USAL

[Img #344057]Las últimas semanas nos están bombardeando desde todos los telediarios y boletines informativos con la falta de acuerdo entre Grecia, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. En cierto modo, de esa falta de acuerdo se derivan varias preguntas: ¿Siguen siendo los Estados soberanos? ¿Cabe algún grado de soberanía sin soberanía económica? ¿Quién carga con el gran peso de los desfalcos de los años de vacas gordas? ¿Posee Grecia alguna alternativa?

La cuestión griega nos sitúa en la tesitura de que un gobierno desea implementar un tipo de políticas muy diferente a su predecesor pero, si desea llevarlas a cabo, la propia UE y el FMI dejarán de prestarle (que no regalarle) dinero como hasta ahora, a no ser que se pliegue a las condiciones que estos organismos le imponen.

Esto nos sitúa ante la cuestión de en dónde ha quedado la soberanía de los Estados. Independientemente de que se esté más o menos de acuerdo con la política que desea llevar a cabo Syriza, lo que resulta indiscutible es que el parlamento heleno, con una mayoría absoluta de dicha formación, ha sido elegido por el pueblo griego en un proceso electoral acorde a los cauces democráticos. Sin embargo, no puede decirse lo mismo respecto a, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos órganos directivos no han sido refrendados en ningún proceso electoral que haya incumbido a la población. Es por ello que resulta curioso que Christine Lagarde pretenda imponer las condiciones del FMI al gobierno griego y a un pueblo que no le ha votado.

En todo caso, el acuerdo entre Grecia, la UE y el FMI viene dificultado por las propias características de dicho país mediterráneo. El miedo que han azuzado en los últimos meses (y especialmente en las últimas semanas) sobre una posible salida de Grecia del euro y de la UE ha conllevado una enorme fuga de depósitos en el país heleno, cuyos bancos han perdido en medio año el 25% de los mismos, ante el miedo a un posible corralito (paradójicamente, los bancos alemanes han sido unos de los grandes beneficiados por ello, aumentando sus depósitos procedentes del sur europeo). Por otro lado, el altísimo nivel de deuda que posee Grecia, que asciende al 175% de su Producto Interior Bruto (PIB) otorga poco margen de maniobra al gobierno de Syriza de cara a exigir una mejora en las condiciones del préstamo, que está enquistado en un "o lo tomas o lo dejas" por parte de FMI y UE, organismos que cada vez están insistiendo más en que si la coalición izquierdista se sigue negando a rebajar las pensiones de los jubilados griegos o a no subir el IVA existe la posibilidad de que Grecia sea expulsada de la Unión Europea y del euro, en lo que han venido a denominar "Grexit" (en un juego de palabras un tanto cutre, combinando Grecia y "exit" ?"salida" en inglés-).

Pero si el acuerdo se antoja especialmente difícil por algo, es por la exigencia que la legislación hace a varios países de que el mismo sea refrendado por sus parlamentos. En el caso de Grecia, todo acuerdo al que llegue Alexis Tsipras deberá ser aprobado por el parlamento heleno, en el cual Plataforma de Izquierda (corriente que forma parte de la coalición Syriza) puede llegar a jugar un papel decisivo, pues ya ha adelantado que no aprobará un acuerdo que vaya contra lo recogido en el programa electoral de Syriza, y sin sus diputados la coalición gobernante no podría sacar adelante por sí misma la aprobación del acuerdo. Asimismo, en Alemania y Finlandia la legislación también obliga a que todo nuevo acuerdo de esta índole sea aprobado por sus parlamentos, países donde la opinión pública es bastante hostil a dar concesiones a los países del sur europeos, a los que buena parte de la población considera unos "aprovechados".

En todo caso, ¿Tiene alternativas Grecia más allá de la UE y el FMI? Su posición geográfica hace que el gobierno heleno pueda llegar a jugar otras bazas o, mejor dicho, otra baza, en singular, la que vendría de la mano de Rusia. El gigante dormido con capital en Moscú es una de las principales economías mundiales y sus excelentes relaciones con economías emergentes a nivel mundial como China o Brasil hacen que no resulte descabellado que Grecia tornase su mirada hacia Rusia y la unión Euro-Asiática que encabeza, y podría estar barajando la posibilidad de buscar financiación (con unas condiciones más favorables para el ideario de Syriza) en un futuro cercano a través del banco de desarrollo que impulsan Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (conocido como 'BRICS'), que tiene previsto iniciar su andadura el mes que viene.

En este sentido, Rusia ya ha hecho gestos de buena voluntad para un mayor entendimiento con Grecia y, de hecho, se ha ofrecido a adelantarle 5.000 millones de euros sobre los beneficios que le reportaría en un futuro el gasoducto Turkish Stream (que uniría ambos países a través de Turquía), así como le ha invitado a unirse a la Unión Económica Euroasiática. Por su parte, el gobierno griego también ha hecho guiños al gobierno de Putin, mostrando su disconformidad con las sanciones que la UE ha impulsado sobre Rusia por el conflicto con Ucrania en Donetsk, Lugansk y Crimea.

En esta tesitura, parece ineludible plantearse nuevos interrogantes sobre el futuro de Grecia: ¿Se decidirá el gobierno de Syriza a impulsar una amplia relación de cooperación con Rusia que conlleve financiación por parte de dicho país? ¿Qué condiciones le pondrá Rusia en ese caso? ¿Una financiación de Grecia por parte de Rusia forzaría su salida de la UE y del euro? ¿Cómo de traumática podría resultar una vuelta al dracma? Preguntas de difícil respuesta para un problema de complicada resolución que, en cualquier caso, espero se resuelva de la mejor manera posible, especialmente para los griegos más humildes, ya que son estos los que están sufriendo en sus propias carnes los peores embates de la crisis y de las condiciones impuestas por la troika a Grecia en los últimos años.

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