Ciudades que abracen

Se lo escuché primero a las compañeras de Barcelona En Comú en concreto a Laura Pérez Castaño en el último encuentro de Podemos Feminismos estatal que se celebró en el mes de marzo en Salamanca y hace unos días Manuela Carmena lo repitió: trabajamos por CIUDADES QUE NOS ABRACEN. Como mujer que participa en política necesito lo que la sencillez de esa frase señala: saber que la realidad de la transformación es cercana y palpable, que nos movilizamos desde el propio cuerpo y sus afectos y que nuestras ciudades no son simples escenarios de pugna, imaginarios bélicos, sino espacios de vida, profundos ríos subterráneos de memorias, felicidades posibles y relatos que pueden ser cambiados, maravilla de la justicia poética, para que sólo el abrazo sea el final.

Al fin y al cabo, ¿no son nuestras ciudades las personas que las habitan? Frente a un relato que define a Salamanca como un espacio habitado por el pasado, que llena el presente de nostalgias de grandezas imperiales y que se resiste a cualquier cambio, ¿podemos crear junt@s una ciudad diferente que apueste por sí misma HOY?

Agitemos el imaginario: Salamanca como punto de encuentro de las generaciones más despiertas, puerta de afectos hacia América Latina, ciudad literaria que apuesta por la industria cultural y creativa y por las políticas de la creatividad. Salamanca como laboratorio de innovación social, Salamanca como espacio de diálogo rural-urbano. ¿Una Salamanca que liderase, por su cercanía con Portugal, la creación de vínculos con los países europeos del Sur?

Por qué tendríamos que conformarnos con la aspereza. Por qué seguir creyendo de nosotros mismos lo que ha provocado el inmovilismo, aplaudido a partes iguales por el Partido Popular y el PSOE en los últimos veinte años.

Una ciudad que abrace es una ciudad que entiende la política como el arte de la escucha. Que sabe que las instituciones tienen que ser cómplices de la vida digna y el bienestar cotidiano de la ciudadanía. Atravesados como estamos por una forma de entender la Gran Política, es tiempo de municipalismo o barbarie.

Salamanca será lo que su gente decida que sea, rebrotará en base a lo que construyamos juntos y se dará a sí misma el horizonte que desee, no el que le marquen desde despachos confusos casi siempre situados en Valladolid o Madrid en base a intereses que nada tienen que ver con la ciudad que caminamos.

Salamanca como una ciudad que nos abrace nos necesita despiertos y creando. Lo gris se desvanece, mayo está a punto de llegar.