Guijuelo reivindica a la mujer a través de un manifiesto y un café coloquio

Los guijuelenses han celebrado hoy el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, adelantando dos días su conmemoración al caer el día 8 en domingo. Unos actos organizados por el Ayuntamiento de Guijuelo a través de la Concejalía de Mujer y Bienestar Social.

La jornada reivindicativa comenzó sobre las 11.30 horas con la instalación en la Plaza Mayor de una mesa informativa sobre los derechos femeninos, estudios y circunstancias sobre la mujer en el medio rural y en otros sectores. Para ello, el Consistorio contó con la colaboración de la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Guijuelo, Ameg.

Al mediodía, la concejala de Mujer, Rosario Alba, procedió a la lectura de un manifiesto ante un numeroso grupo de hombres y mujeres de todas las edades que se sumaron a esta causa, asistiendo a la lectura del manifiesto y a informarse. Un alegato a favor de la igualdad de sexos y género a todos los niveles en España, pero también supuso una invitación a reflexionar sobre las condiciones de las mujeres en otras partes del mundo.

Las actividades continuaron por la tarde en el Centro Cultural. En una de sus aulas, tuvo lugar un café-coloquio que contó con la presencia de Beatriz Gómez Hernández, farmacéutica especialista en plantas medicinales, ya que la charla trató sobre salud y bienestar.

Con estos actos, Guijuelo ofreció su apoyo a todas las mujeres, que de un modo u otro están en desventaja a nivel cultural, laboral, profesional, social, religioso, político?

MANIFIESTO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en primer lugar, desde el Excmo. Ayuntamiento de Guijuelo queremos que éste sea el último año que tengamos que conmemorar esta fecha. Porque si esta es la última vez que celebramos el Día Internacional de la Mujer, eso significa que las mujeres de todo el mundo hemos alcanzado la igualdad absoluta que nos corresponde justamente como seres humanos. Los mismos deberes, pero también los mismos derechos. Ni más, ni menos. En este sentido, las mujeres occidentales y del hemisferio Norte clamamos contra situaciones realmente injustas e inadmisibles en una sociedad que consideramos civilizada. Las mujeres cobramos menos en el mismo puesto de trabajo que los hombres; seguimos soportando mayor carga familiar, y las tareas del hogar continúan siendo mayoritariamente nuestras. Ocupamos menos puestos de poder político, judicial o empresarial, a pesar de que somos mayoría en las universidades.

Las mujeres embarazadas tienen miedo de perder su trabajo, simplemente porque están alumbrando vida. Sufrimos el maltrato físico, verbal y psicológico; el acoso sexual que nos degrada a meros objetos de deseo o las violaciones que nos anulan como personas por culpa de mentes enfermas y criminales; los insultos vejatorios o las difamaciones injustificadas por el simple hecho de ser mujeres y comportarnos como tales. Juzgadas por nuestro físico, por nuestra manera de vestir, por nuestro peinado, nuestro maquillaje o por nuestra manera de andar. Siempre en el punto de mira. Esto es lo que sufren, o sufrimos, todos los días las mujeres en nuestra latitud, en nuestros países que suponemos más avanzados. Por eso, todos los días son 8 de marzo y, por esta misma razón, ojalá nunca tengamos que volver a conmemorar esta fecha. Entre todos, si somos capaces de concienciarnos, algún día alcanzaremos la igualdad real y verdadera. La igualdad y la justicia que son anheladas por todos.

Sin embargo, a muchos kilómetros de nosotros, o quizá no tantos, aún perviven sociedades donde nacer mujer es prácticamente un crimen, un pecado, casi una condena vitalicia. Niñas que sufren abandono y maltrato constante por parte de sus familias, y de sus gobiernos. Niñas que nunca tendrán la oportunidad de escolarizarse. Ni siquiera aprenderán a leer ni escribir. Países donde la mujer es una mera figura decorativa, condenada al analfabetismo y al ostracismo más absoluto. Anuladas y amordazadas para siempre. Simples esclavas al servicio de sus padres primero, y de sus maridos después. Palizas, lapidaciones y ablaciones. Palabras horribles pero que conforman muy duramente el presente y el futuro de millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Países donde se continúan utilizando las violaciones en masa como arma de guerra. Mujeres a las que se niega incluso su propia identidad, tapadas y vestidas de negro de pies a cabeza. Mujeres que se tienen que conformar con ver el mundo a través de la rejilla de un burka. Situaciones terribles, dramáticas que nos resultan imposibles de imaginar?

Por eso, por todas ellas, por nosotras, por nuestras hijas y nietas, todos los días son 8 de marzo para las mujeres en el mundo.