El dolor recorre el Campo Charro entre Vitigudino y Castraz de Yeltes

El dolor de familiares y decenas de amigos recorre este domingo el Campo Charro entre Vitigudino y Castraz de Yeltes, municipio este último donde se celebraban los funerales de M.L.C.H. y S.M.C. tras el trágico sucedo acaecido durante la tarde-noche del viernes en Vitigudino.

Cientos de personas acudieron al funeral para dar su último adiós a madre e hijo tras el fatal desenlace y cuyos hechos investiga el Juzgado de Vitigudino. Entre los asistentes al sepelio se podía observar la cara desencajada y de dolor del marido y padre de los fallecidos, J.J.M.V. aún sin encontrar explicaciones a lo sucedido, además de a Santiago Martín 'El Viti', familiar de este último.

Los coches fúnebres llegaban a Castraz de Yeltes a las 13.00 horas, municipio del que era natural M.L.C.H. Los servicios Funerarios Virgen de la Vega realizaban una parada a la entrada del municipio para adornar con decenas de coronas los vehículos funerarios que trasportaban a madre e hijo.

Tras llegar a la puerta de la iglesia parroquial, los ataúdes eran trasladados a su interior para celebrar el sepelio y continuar con su traslado al cementerio de la localidad, donde Marisa y Sergio descansarán para siempre.

Decenas de vecinos de Vitigudino se trasladaron hasta Castraz de Yeltes para acompañar a la familia en el que seguro es el momento más difícil de sus vidas, y que no olvidarán jamás. Como en Vitigudino, los vecinos de Castraz han vivido conmocionados la noticia de este trágico suceso inédito para ambos municipios.

Como ha venido informando este diario, S.M.C., de 22 años de edad, acabó con la vida de su madre, M.L.C.H. de 48 años, en la vivienda en la que residían ambos en Vitigudino. Según la investigación, para la que la juez que instruye el caso habría decretado el secreto del sumario, el joven asestó varias cuchilladas a su madre que acabaron con su vida y, posteriormente, se habría quitado la vida arrojándose de cabeza a la calle desde un tejado de una cochera contigua a la vivienda.

Desde entonces, los vecinos de Vitigudino y de Castraz de Yeltes se han sumado al dolor de una familia rota para siempre, intentando encontrar alguna explicación a un hecho que jamás habían vivido y no podían imaginar tan cercano.