Alma de Árbol (III): el Almez

El Almez, Celtis australis, es un árbol que puede llegar a los 25 metros de altura, y es empleado en jardinería por su agradable sombra. Su madera blanco amarillenta es muy dura pero elástica y muy apreciada para hacer los aros de los toneles de vino, así como remos y mangos de herramientas. Además de almez, es conocido, dependiendo del lugar de la Península Ibérica donde nos encontremos, como aligonero, almezo, hojaranzo, latonero, lironero, lodoeiro o lledoner, por mencionar algunos de ellos.

Sus frutos, que reciben el nombre de almezas, almecinas o latones, y cuya forma recuerda una pequeña cereza, tienen un diámetro aproximado de un centímetro, tornándose negros cuando están maduros, a finales del verano o principios del otoño. Son comestibles y presentan un agradable sabor, cosa que conocen perfectamente las aves, a las que les encantan dichos frutos. Odiseo y sus hombres, cuando regresaban de Troya, fueron desviados de su ruta por un fuerte viento que llevó a la expedición hasta la tierra de los lotófagos, los comedores de loto, sosteniendo algunos autores que dichos frutos pueden hacer referencia al fruto del almez. También se pueden encontrar autores que defienden que el árbol del escudo de Madrid es en realidad un lodón, y no un madroño. De ahí vendría, por ejemplo, el nombre de la localidad de Torrelodones.

El nombre de almez proviene del árabe "al-mais", siendo anteriormente nombrado como loto por el escritor romano Plinio, el Viejo. Debido a la cantidad de taninos y mucílagos que contienen, sus hojas y frutos verdes han sido usados tradicionalmente, en tisanas, para tratar la disentería y los flujos menstruales excesivamente abundantes, gracias a los efectos astringentes, anti diarreicos y antihemorrágicos que poseen.

Es un árbol termófilo, es decir, se localiza en regiones con clima mediterráneo típico, como son el Levante y el sur peninsular, y, sin ser raro en la vegetación de dichas zonas, no suele presentarse en formaciones cerradas sino, como mucho, en pequeños bosquetes? excepto en Arribes del Duero, donde pueden localizarse varios bosques de ellos en perfecto estado. Arribes, gracias al especial microclima que en ellas encontramos, es el mayor bosque de almeces peninsular. Sus habitantes, de siempre, lo han conocido como "hojaranzo". Además de para su consumo directo, o para hacer mermeladas, sus frutos, conocidos allí como "graninas", eran usadas para dar sabor al aguardiente.

En el paraje de El Pozo de los Humos, en la ladera de Pereña, se pueden ver los mayores ejemplares, con individuos que alcanzan los 14-15 metros de altura, lo que permite datarlos en, aproximadamente, un siglo de edad. Conviene recordar que, debido a la gran cantidad de especies protegidas nidificantes en ese paraje, el acceso está prohibido entre mediados de enero y mediados de julio, pero eso no quita para que podamos ver algunos ejemplares abriéndose paso entre los bloques de granito de los alrededores del mirador que se encuentra en el municipio de Pereña. Un poco más al sur, en Hinojosa de Duero, podemos visitar un individuo que está protegido: el Lodón de la Quinta de los Picones? que no sea por riqueza natural.