Bodegas, chozos, cercados y frontones

Si hay algo que distingue a Salamanca de otras provincias es su gran variedad de comarcas, con paisajes, gastronomía y arte que la hacen única. Una riqueza al alcance de todos los salmantinos y visitantes que SALAMANCA rtv AL DIA mostrará cada semana. Propuestas turísticas que también pueden conocerse ampliamente en la web de la Diputación de Salamanca http://www.salamancaemocion.es En este paseo por la provincia, nos acercamos a 'otras arquitecturas' de la provincia.

Texto: Luis Miguel Mata Pérez

Hay construcciones complementarias que acompañan a la casa, las denominadas "otras arquitecturas", y más en concreto las arquitecturas doméstica y pecuaria. A continuación, repasaremos otras categorías de especial interés. Al recorrer el territorio salmantino suele ser frecuente contemplar humildes edificaciones repartidas por las tierras de labor o por las zonas de pasto. Suelen ser sencillas y de pequeño tamaño, y siempre separadas del núcleo urbano. Levantadas para dar cobijo al usuario durante las faenas del campo, en su construcción predomina la fábrica de sillarejo de piedra, colocado en seco. En función de la comarca, presentan abundantes tipologías y modificaciones, y, por lo general abundan hacia el norte y oeste de la provincia.

Estas construcciones tenían carácter temporal o permanente. Entre las primeras destacan los chozos de era o de viñedos; se levantaban a base de gavillas de paja de centeno o de sarmientos con forma cónica, y protegían a los encargados de vigilar las parvas de cereal recién segado o a los guardaviñas. Entre las construcciones permanentes destacan las casas, casitas y los chozos. Solían ser de planta cuadrada o circular, de pequeño tamaño, y ubicadas en la esquina de un huerto o parcela, o de forma exenta en cualquier punto de la propiedad. Su cerramiento superior a base de falsas cúpulas por aproximación de hiladas, predominante en las circulares, a menudo aparece "empraizada" con sugerentes mantos de vegetación natural.

Aun quedan otras edificaciones de abrigo, como las que protegen rebaños y ganados en forma de arrimaderos, rediles, cercados y tapias. Quizá sea esta última construcción una de las más comunes y frecuentes en la observación del viajero, al ocupar gran parte de nuestro agro. Con múltiples variedades y formatos consisten en la acumulación de piedras en seco, en forma de sencillo paramento, para delimitar espacios agrícolas o ganaderos. Su belleza es sencilla e innata a lo natural y primitivo, aportando un inestimable valor estético y patrimonial al paisaje salmantino.

Tan relevantes como las ya mencionadas se encuentran aquellas construcciones ligadas al agua, en sus múltiples funciones y aprovechamientos. Omitiremos su descripción dado que ya fueron tratadas como "arquitecturas del agua" en otro número y páginas de esta revista. El medio rural siempre fue tradicional modo de sustento de sus moradores, como lo corroboran las edificaciones existentes ligadas a antiguos oficios. Todavía hoy es posible disfrutar de profundas bodegas, que ocupan los sótanos de las casas tradicionales de la Sierra de Francia o los subsuelos de los patios de las casas del llano. Grandes barricas acompañan los lagares y otros útiles dedicados a la producción de tan imprescindible sustento, el vino. Allí donde la naturaleza se muestra pródiga en cultivos mediterráneos, como la aceituna, en tierras de Las Arribes, surgen bellas almazaras y prensas que hasta hace poco extrajeron el oro líquido de este fruto amargo.

El observador atento del paisaje descubrirá, aún hoy, restos de antiguos tejares en pesadas tierras de predominancia arcillosa y hornos de cal en aquellos lugares de la provincia, como Fuenteguinaldo o la comarca de La Calería, que eran generosos con la presencia de esta roca.Permítanos el lector que utilicemos la denominación de 'Arquitectura del Común' para hacer referencia a aquellas construcciones auxiliares que tenían el objetivo de servir a todos, exponente de una riquísima tradición de los bienes y usos comunales. Nos referimos a elementos tan característicos como los potros que, de madera o piedra, atendieron la necesidad cotidiana de herrar a caballerías o reses. A menudo se ubicaban dentro del corral de concejo, que, con sus cargaderos o embarcaderos, facilitaba las siempre complicadas tareas de reunir y atender al ganado.

Otras veces el espacio era el que se ponía a disposición de la comunidad, como las eras. Este lugar se hacía extenso y amplio en terrenos del llano y se tornaba en originales eras circulares o escalonadas, como en Monsagro, allá donde la inclinación del terreno impedía su normal desarrollo. También se compartían portaladas, como en San Martín del Castañar, salones de concejo e incluso torres y campanarios, exentos, que cumplían la función primordial de llamada o aviso, en tiempos en los que era difícil otro medio de comunicación.

Pero no estaría completa la mención de estas peculiares arquitecturas si olvidásemos la mención de otras relacionadas con aspectos más lúdicos y festivos. Pocos pueblos salmantinos quedan libres de poseer un frontón donde practicar el juego de pelota. Aparece exento, normalmente junto a las eras, formando un elevado muro que acogía ineludiblemente las pintadas de quintos; en otra frecuente tipología reutilizaba el muro opuesto a la cabecera de la iglesia local o el del viejo castillo, como ocurre en Salvatierra de Tormes.

En tierras propias de lances taurinos no podía faltar la plaza de toros como espacio de celebración de festejos, capeas o tientas. Aparte de las que se utilizan en fincas y dehesas para tentaderos, herraderos y otras faenas propias de la cría de ganado bravo, en la geografía salmantina aparecen otras ligadas, frecuentemente, a las más hermosas ermitas de la provincia. Recomendamos al lector que los visite en día de romería. Trasládese hasta la ermita del Cueto (Matilla de los Caños), la de los Remedios (Buenamadre), la de Nuestra Señora del Castillo (La Encina de San Silvestre), la de Nuestra Señora del Castañar (Béjar), la del Cristo del Monte (Alaraz) o a otras muchas y disfrute de bellas muestras de la tradición y del profundo sentir religioso de esta tierra.

Haremos mención, también, a una tipología de plazas de toros efímeras, constituidas por entero po