Sábado, 20 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Venid y adoremos
X

Venid y adoremos

Actualizado 21/12/2014
José Román Flecha

Las reflexiones de Pablo VI sobre el nacimiento de Cristo son abundantes. Y muy bellas. En este año de la beatificación de Pablo VI, parece oportuno reproducir los párrafos más bellos de su llamada a celebrar la Navidad:

"Al comentar el misterio del Nacimiento de Cristo?nos parece que debemos dirigiros una invitación, casi una llamada, un grito: ¡Venid! ¡Venid porque se os espera! ¡Venid, que se os conoce! ¡Venid, porque algo estupendamente bueno está preparado para vosotros! ¡Venid!

Repetiremos, pues, el celeste mensaje del Ángel en la noche reveladora de Belén: "¡Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo Señor!" (Lc 2, 10-11). Por eso, adeste fideles! ¡Acercaos, oh fieles, os diremos con el canto pastoril del pesebre?

Nuestra invitación se extiende y quiere llegar a todos los hombres, en primer lugar a aquellos que piensan y buscan... Y después a aquellos que trabajan y sufren... ¡Venid! ¡Es la invitación de Cristo! ¡Es la invitación de la paz! ¡Cristo es la paz! ¿Comprenderá el mundo algún día la profunda y única relación que compone este binomio: Cristo y la paz? ?

Hombres sabios y hombres poderosos; hombres jóvenes y hombres que sufrís! Venid al Nacimiento de Cristo; venid y buscad; buscad y encontrad en el Evangelio, en la buena nueva anunciada por el Nacimiento, esa humanidad que es indispensable a la prosperidad y a la paz. Es decir, la ciencia del hombre, el conocimiento de su verdadera naturaleza y su destino: la ley para el hombre, que, sobre todas las otras leyes, debe gobernar toda conciencia y toda comunidad, la ley del amor, es decir, la hermandad, la solidaridad, la colaboración, la paz... ¡Venid! ¡Venid todos!"

El día 8 de diciembre de 1965, al clausurar el Concilio Vaticano II, Pablo VI se dirigió a toda la humanidad. También a los "hombres que no nos conocen, que no nos comprenden, que no nos consideran útiles, necesarios o amigos, e incluso a los que están contra nosotros, tal vez pensando hacer el bien". A todos saludaba el Papa con esperanza y amor.

Aquel mismo año, su mensaje de Navidad reflejaba bien el espíritu del Concilio y el alma de Pablo VI. Su fe en Cristo era tan fuerte y tan profundamente vivida que deseaba comunicarla a todos los hombres. También a los fieles de otras religiones. Deseaba invitarles a todos a beber de esa fuente que da vida y esperanza.

El Concilio preanunciaba la Navidad. Y el mensaje de la Navidad se hacía eco de la experiencia de Dios que había sido y ha de ser siempre el Concilio.

A lo largo de su pontificado, Pablo VI invitó al mundo una y otra vez a construir la civilización del amor y de la paz predicada por Cristo. Se puede decir que ese era su sueño más profundo y el verdadero núcleo de todos sus mensajes.

EL REY Y LA SIERVA

Domingo 4º de Adviento. B

21 de diciembre de 2014

"Afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo". Esa es la promesa que Natán transmite a David de parte de Dios. Merece la pena leer toda la profecía que hoy se proclama en la primera lectura de la misa (2 Sam 7).

David ha manifestado su voluntad de construir una casa para el Señor. Pero, por medio del profeta, Dios le comunica que es Él quien ha decidido elegir la casa de David, protegerla y conservar a sus descendientes en el trono: "Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre".

Junto a la alianza entre Dios y su pueblo, se establece ahora otra relación especial con David, que se manifestará en nuevas bendiciones. El hijo de David no será hijo de Dios por naturaleza. Nunca podrá ser divinizado. Pero será hijo de Dios por elección y por una especie de adopción. Por eso habría de ser un signo de su gracia.

EL HIJO DEL ALTÍSIMO

En el evangelio que hoy se lee (Lc 1, 26-38) el anuncio del ángel Gabriel a María recuerda aquella profecía de Natán: "Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin".

? Jesús es heredero de la estirpe de David. Su realeza es hereditaria. Él viene a remediar el fracaso de los reyes descendientes de David que no fueron fieles a la alianza. Jesús viene, sobre todo, a renovar aquella alianza y a revelar su sentido más profundo. La elección de Dios tiene una dimensión espiritual, un destino universal en el espacio y perenne en el tiempo.

? Jesús heredará el trono de David. Pero nunca tratará de reivindicar para sí mismo un poder sobre las tierras y las cosas. Jesús no viene a imponer su soberanía por la fuerza. Viene a proponer un camino de salvación y de gracia, que poco tiene que ver con las apetencias humanas de interés, de gloria y de prestigio.

? Jesús es en verdad el Hijo del Altísimo. No es tan sólo un hijo por elección. Él mismo habrá de explicar su relación personal con su Padre. Él habrá de repetir una y otra vez que el Padre y Él son una misma cosa, por decirlo con palabras muy pobres. Comparten el mismo origen y la misma voluntad. Son un mismo querer y un mismo proyecto.

PALABRA Y VIDA

En este cuarto domingo de Adviento es muy importante el contenido del mensaje del Ángel. Pero no se puede olvidar la figura de María, a la que se dirige el mensaje. Sus palabras son un evangelio dentro del Evangelio.

? "Aquí está la esclava del Señor". El proyecto de Dios no se cumplirá por medio de las altaneras pretensiones de los que buscan el poder a toda costa. La humildad que caracterizaba a los siervos nos prepara para prestar atencion a la voluntad del Señor sobre nosotros y sobre nuestro mundo.

? "Hágase en mí según tu palabra". Sin embargo, con no ser poco, no basta con prestar atención a la voluntad de Dios. Es preciso acoger la palabra de Dios con un corazón limpio y generoso, como el de María. Como escribió San Agustín, "la Palabra de Dios se hizo vida en su vientre porque antes se había hecho verdad en su mente".

- Padre de los cielos, te reconocemos como Señor de la historia humana. Tu amor nos ha enviado a Jesús. Queremos aceptar su reinado de gracia y de verdad. Y, al escuchar la palabra que nos diriges cada día, prometemos aceptar tu voluntad. Amén.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...