“En busca y lectura”

En esa vida que, a veces, nos parece como un gran solar sin postes indicadores, en medio de todas las líneas de fuga y de los horizontes perdidos, nos gustaría dar con puntos de referencia, hacer algo así como el catastro para no tener ya esa impresión de navegar a la aventura. Y entonces creamos vínculos, intentamos que sean más estables los encuentros azarosos.

Patrick Modiano

Hay, por supuesto, lectores que, al modo de los autores de los libros, leen por amor a ciertos detalles. [?] La literatura depende de esos detalles significantes. [?] No podría definirme sin inventar algo. Me limito a decir que lo que más me interesa en el plano del estilo es la claridad como enigma, un lenguaje en el que todo se comprende pero obliga a pensar, a que algo prosiga en la mente del lector.

Juan Villoro

Una buena amiga me comentó, no hace mucho tiempo, que últimamente estaba interesada en la lectura de libros donde se reflejara la visión del niño que tenemos los adultos.

El asunto llegó a interesarme porque, con insistencia, me rondan por la memoria (tan juguetona ella) imágenes, escenarios, sucesos del niño que fui, el que quizá pensé que era o el que recuerdo; todos ellos vienen a ser el mismo, lo sugestivo es el magma resultante.

Recuerdo haberle recomendado algún título a cambio del que ella me aconsejó. Y ahora, pensando en aquella conversación y en el texto de esta semana, se me ocurrió que podría ser una buena idea ofrecerles algunos títulos a todos ustedes, teniendo en cuenta que nos encontramos a pocas fechas de los regalos institucionalizados (nada en contra, que quede claro).

Como digo, estamos cercanos a festejar una de las grandes celebraciones familiares de nuestro pequeño mundo occidental. El perfil de estos encuentros es muy poliédrico y no es mi intención analizarlo en este momento. Pero sí es cierto que en uno de sus ángulos, desgraciada o afortunadamente, suele estar de alguna manera presente el recuerdo o la "presencia" de los ausentes.

Olvidamos que esas ausencias que se evocan no siempre se refieren a los que ya no están físicamente con nosotros. Hay otra que trata de abrirse paso con desigual acierto en medio de esta algazara que, a veces, resulta disonante. Que batalla por mostrarse, y que inconscientemente ahogamos en el bullicio de estas fiestas. Hablo de la infancia y es la que ahora quiero convocar.

Mi regalo, en este caso, quiere ser un puente de lecturas y películas que nos permitan evocar, desde nuestro ser adulto, a aquella infancia escondida, preterida en algún rincón de nosotros mismos. No se trata de un ejercicio vacuo de nostalgia, que nos haga plañir sobre lo que fue y ya se ha ido. Se trataría de lo contrario, de activar de nuevo (si fuera necesario) toda esa carga de curiosidad y sorpresa por lo que nos rodeaba. Ese afán y necesidad de preguntar sin descanso, que buscaba encontrar nuestro lugar en el mundo.

La selección que les ofrezco no es fruto de una depurada selección, son títulos que me han asaltado mientras pensaba en el tema. No quiero decir con ello que la propuesta no tenga espesor ni enjundia, se apoya, si me lo permiten expresar de este modo, en el "rigor del recuerdo". Creo que es importante advertirles también que huye como del fuego de la llamada "dictadura de la novedad": nada, por reciente que sea, tiene asegurado de antemano el marchamo de la calidad.

Les propongo 3 lecturas + 3 películas. Se trataría de jugar con la fuerza semántica de este guarismo, presente en cuentos, en formas de narrar y expresarse, y con una clara impronta en nuestra cultura: los deseos eran 3; el misterio, uno y trino; y la enumeración más habitual?

Ahí vamos, a la de tres:

LIBROS

Empoderaban a la imaginación para subvertir lo cotidiano:

Si te dicen que caí, de Juan Marsé (1973). Fondo y forma bellamente ensamblados para contarnos las historias cotidianas de unos niños que viven su infancia en un entorno sórdido y difícil en la España de la posguerra. La realidad que les circunda tanto como les oprime, es cauterizada con la fórmula mágica de los aventis: historias inventadas que oxigenan su mundo diario.

El territorio y su mapa en la infancia del escritor:

Un pedigrí, de Patrick Modiano (2004). Dicen del último premio Nobel que siempre escribe la misma historia: sobre la ciudad de París como personaje. Si les interesa "moverse" por sus libros con cierto conocimiento de causa, no dejen de leer esta curiosa autobiografía novelada, repleta de escenas fugaces, pretendidamente inconexas, que recoge la mirada de un niño hacia unos padres que continuamente se ausentan, hasta cuando están presentes.

La atracción de los polos opuestos o yo soy tú y lo contrario:

La amiga estupenda, de Elena Ferrante (seudónimo) (2012). Primer volumen de una historia de amistad y rechazo, excelsamente contada, que se desarrolla en la ciudad de Nápoles durante los años 50. La infancia y adolescencia de dos amigas, Lila y Lenú, que nos ofrecen, junto a ellas, un rico muestrario de tipologías humanas para dar sentido y encarnadura a la frase del poeta Rimbaud: Je est un autre (Yo es otro).

PELÍCULAS

La linterna mágica*:

Fanny y Alexander, de Ingmar Bergman (Suecia, 1982). Película capital que retrata la historia de dos niños en la Suecia de principios del siglo XX. Con evidentes huellas autobiográficas, esta especie de cuento de Navidad, nos muestra la incitante e imaginativa vida de los dos pequeños, que sufre un terrible cambio cuando la madre enviuda, pasando a vivir con un padrastro duro y cruel. No se asusten, no se trata de una de esas películas injustamente calificada como "raras" del maestro sueco.

(*) Título del primer tomo de la autobiografía del autor.

Las líneas de una infancia:

Vida de este chico, de Michael Caton-Jones (EEUU, 1993). Basada en la novela autobiográfica del escritor Tobias Wolff (un gran autor todavía "escondido") retrata su complicada adolescencia, punteada por la presencia de un futuro padrastro y una madre en continuo desencuentro. Una road movie con un Leonardo de Caprio en estado de gracia, junto a otros personajes que saben darle la réplica.

Sobre encubrimientos adultos:

Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz (España, 1997). Este film destaca fundamentalmente por la mirada que ejerce el protagonista, un niño de 9 años, sobre el mundo familiar que le rodea. Una mirada que observa y trata de entender ese mundo de los mayores, donde se dan cita la ocultación y el misterio en torno a conflictos enquistados por el paso del tiempo.

Feliz "captura", queridos lectores. Y recuerden las acertadas palabras del escritor Luis Landero: después de cada historia se hacía un silencio donde los misterios de la ficción eran aún más inquietantes porque ahora pertenecían de pleno derecho a los dominios de la realidad.