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A Belén con María, por y con Ain-Karen
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A Belén con María, por y con Ain-Karen

Actualizado 19/12/2014
Xabier Picaza

images?q=tbn:ANd9GcQQyRFN8R3tL8zkXTRSCn2Hemos ido a Belén de Judá, a fin de preparar la Navidad, y lo hemos hecho pasando de un modo especial por Ain-Karen, el lugar de la más antiguo y principal peregrinación pre-navideña, de la historia, allí donde fue de prisa María, con Jesús gestante, para acompañar a su prima Isabel, que estaba ya de seis meses.

La historia de aquella primera peregrinación antigua de María que fue la de Ein-Karen (la segunda será la de Belén) la cuenta el evangelio de Lucas en un texto prodigioso de ternura y fuerza creadora, que comentaré brevemente, poniendo de relieve su contexto humano, femenino (Lc 1, 39-56).

Nuestra peregrinación ha sido más reciente, y la hemos hecho con Ain-Karen, agencia-familia amiga de peregrinaciones. Pudimos caminar con la ayuda de una guía palestina (cristiana), llamada también María y un chófer también palestino, pero musulmán, llamado Muhammad/Mahoma (los nombres lo dicen todo).

Estas dos peregrinaciones, la antigua priemra de María y la nuestra del pasado 13.12.14 tienen muchas cosas en común y pueden ayudarnos a preparar la Navidad, como podrá ver quien siga leyendo, para compartir nuestra historia. Otro día hablaré de la peregrinación de María a Belén

Le ha dicho el ángel de Dios que su prima Isabel espera un niño.

También ella, María, está encinta de Dios (Lc 1, 36-38) y debe andar con cuidad, pero se olvida, y quiere acompañar a su prima. Éstos son algunos de los rasgos de su peregrinación:

1. El texto supone que va sola, una muchacha embarazada

Se puede suponer que iba con José, su prometido, o quizá con su padre, con un hermano o criado?Pero no se dice nada de sus acompañantes, y es difícil que en su casa hubiera criados para acompañar a la muchacha.

Podría tener unos quince años, no más, era la edad para casarse. El camino era largo, desde Nazaret de Galilea, donde el ángel le ha ofrecido la palabra de Dios, camino peligroso a través de Samaría, camino caliente por el valle del Jordán, en un tiempo y una tierra llena de conflictos, con rumores de guerras, con soldados y bandidos, guerrilleros y ladrones por todos los caminos.

Pero ella va, no se echa atrás, una muchacha recién amanecida a los deberes de la vida, sin pedir permiso a nadie, con la madurez de Dios en su entraña. Todo nos permite suponer que fue por la beka o valle del Jordán, pues era más largo, pero menos peligroso. También nosotros hemos hecho ese camino, de Nazaret de Galilea hasta Ain-Karen, en la montaña de Judea, pero con un buen autobús, con buenos guías y documentaciones, pasando a la vera de fronteras alambradas y muros altos.

El evangelio supone que María iba sola, una pobre galilea-palestina, en una tierra llena de peligros. La primera peregrina del Nuevo Testamento.

2. Fue de prisa

Como buen narrador, Lucas apenas emplea calificativos, deja que el lector los ponga, donde convenga ponerlos. Pero en este caso necesita uno especial, para indicar el rasgo principal de aquel camino: "Se levantó y fue de prisa desde Galilea a la montaña de Judea" (Lc 1, 39). "meta spoudês", con rapidez, como si el tiempo apremiara.

El tiempo apremiaba, el parto de su prima anciana podía adelantarse, pues había pasado (o estaba ya pasando) el sexto mes de su embarazo, y el parto podía adelantarse en cualquier momento. Así fue María, con prisa?

No sabemos si tendría a su disposición un asno, posiblemente se uniera con algún grupo de comerciantes, peregrinos o viajeros, que tomaban el camino en el entorno de Genesaret, junto al lago de Galilea y atravesaban el valle del Jordán para subir desde Jericó a la Montaña de Judea. Cuatro o cinco días y cuatro o cinco noches, durmiendo bajo la manta viajera a la vera del camino, o en frágiles posadas, entre animales, viajeros o peregrinos.

El resto de la historia la podemos imaginar leyendo el evangelio: La llegada y el saludo, la palabra de alabanza de las dos mujeres, la madre de Juan, avanzado en su embarazo de anciana, la madre de Jesús, comenzado apenas su embarazo de muchacha joven, pero ya experta en los caminos de Dios y de la vida.

Fue a buscar a Dios en Isabel su prima, y en su hijo profeta. Fue a llevar a Dios desde su entraña de muchacha en camino de madre. Posiblemente subió desde Jericó y pasó junto a los muros de Jerusalén, pero no se dice que entrara de turista en la ciudad, ni siquiera como buena israelita, para orar en uno de los patios del templo. Se puede asegurar que pasó junto a los muros de la Ciudad Sagrada sin entrar en ella, pues tenía algo mucho más importante que hacer: Iba con Jesús, para acompañar a la madre del Bautista.

c. Peregrinación, tiempo de encuentro

En el centro de la escena de la visitación está el saludo de las dos mujeres. La primera en presentarse y saludar es María, cansada como viene de cuatro o cinco días de marcha por la tierra, gozosa como está por haber encontrado a Isabel y haber visto que todo va bien en su embarazo. María saluda, Isabel acoge su saludo y le responde:

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que venga a visitarme la madre de mi Señor? Pues que tan pronto como llegó la voz de tu saludo a mis oídos saltó de gozo el niño en mi vientre. Y bienaventurada tú, que has creído porque se cumplirá todo lo que le ha dicho el Señor (1, 42-45).

? Isabel comienza situando a la madre de Jesús en el lugar donde la vida se define por la fecundidad (1, 42). Por eso le llama bendita (eulogêmenê) por ser madre, conforme a una visión que nos arraiga en las más hondas tradiciones de Israel, ratificadas en Dt 28. Isabel y María son benditas con todas aquellas mujeres de la historia israelita que han sido bendecidas no sólo por sus hijos, sino también por su vida, puesta al servicio de la humanidad y de la vida.

Isabel define a María como la madre del Señor (1, 43), como si fuera en el fondo una reina. Es mujer bendita como portadora de vida. Son ambas benditas, Isabel y María, en Ein-Karen, bajando ya de la altura de Jerusalén en la vertiente que da al Mediterráneo, al ancho mundo de los gentiles?

? En tercer lugar Isabel llama a María la "creyente": "Bienaventurada tú porque has creído?". Ambas han creído, cada una a su medida, las dos han puesto su vida al servicio de la Vida de Dios entre los hombres, una como madre del profeta, otra como madre del Cristo, Hijo de Dios. Así culmina la peregrinación de las mujeres en forma de encuentra de aceptación, de respeto, de ayuda mutua.

d. De Ein-Karen a Belén, el camino sigue abierto

No se puede llegar al Belén del nacimiento de Jesús, en la otra vertiente de la Montaña de Judá (ahora hacia Oriente) sin haber pasado antes por Ein-Karen. Sin esta peregrinación de María, sin este encuentro bendito de mujeres, no podría haberse dado la redención cristiana, como misterio "carnal", de mujeres que creen, al servicio de la Vida.

Éste fue, como he dicho, un camino de María, el más duro y arriesgado de todos los caminos, para una jovencita embarazada, en una tierra llena de soldados oficiales del César o no oficiales de la guerrilla, una tierra de pobres, bandidos, caminantes? pero también de gente buena, que acompañó con seguridad a María, la muchacha, desde Galilea hasta Jerusalén, porque eran muchos entonces los que hacían el camino, compartiendo la marcha y el pan, la manta o el manto para resguardarse del frío de la noche, con la conversación llena de esperanza.

Para llegar a Belén hay que pasar por Ein-Karen, como hizo María, como hicimos nosotros, el pasado

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