Jueves, 25 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
La mirada externa
X

La mirada externa

Actualizado 28/10/2014
Francisco Delgado

La mirada externa es la del hombre que se haya situado fuera del círculo geográfico o simbólico que delimita una ciudad, una sociedad, un grupo. Pero próximo a esa realidad, no lejano. Es la mirada de aquel que se interesa con la mente y el corazón en lo que ve, pero no es el propietario, ni el constructor de esa realidad, ni el adversario. Quizás en algún pasado más o menos remoto perteneció a lo que ahora observa externamente, quizás es un recién llegado con una mirada desprovista de información, de pasiones sobre lo que le rodea, de prejuicios.

¿Cómo percibiría Salamanca, la ciudad actual, síntesis de pasado y presente, ese observador externo y cercano que la contempla ahora?

Iniciamos esta columna que quiere aportar esta perspectiva nueva, de alguien que mira Salamanca desde esa línea límite entre la pertenencia y lo ajeno, con el deseo de que esa mirada se una a las otras, numerosas, que no tienen perspectiva por falta de distancia, o que tienen una lejanía excesiva para un buen observador.

Desde las primeras líneas nos daremos cuenta de que una mirada así, inocente, perspicaz, libre, constante, tiene una visión dual, ambivalente, que algunos calificarían de contradictoria, sobre esta ciudad. Cuando se observa desde la ética y desde la estética, desde el complejo presente social, económico, cultural, y desde el pasado, la ciudad aparece llena de luces y sombras, de colores y puntos negros, de melodías seductoras y ruidos ansiógenos, que conforman el vivir cotidiano de los salamantinos.

¿Por dónde empezar? La imagen que aparece es la de un hombre (¿quizás un niño?) que se acerca a la ciudad desde la otra orilla del río, desde el comienzo del Puente Romano, observando atentamente las torres altivas sobre las colinas o tesos, la luz de la mañana que colorea las piedras, los árboles, las aves, que revolotean sin cesar entre las ramas y las aguas del ancho río, los primeros habitantes del día que inician desde el antiguo arrabal, en medio de una ligera neblina, su trabajo, su paseo hasta la tienda, el almacén, el quiosco de las calles céntricas.

Ese observador podría ser un Lazarillo de Tormes que regresa a la ciudad de donde emigró, por la necesidad, hace cinco siglos. Regresa a este extraño e inquieto siglo veintiuno, sin saber qué le espera cuando finalice de cruzar el puente. Qué extrañas formas, qué estrambóticos personajes, que olores y sonidos le van a circundar.

Solo adivinamos de él, que, por mucho tiempo, su mirada va a fluctuar sin descanso, entre la sorpresa, la admiración, el arrobamiento, y el miedo, la desconfianza, el rechazo.

En esta columna irá aquí desgranando sus observaciones, desapasionadas pero cálidas, ingenuas, pero certeras, inseguras pero con la solidez del que está bien enraizado en esta tierra.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...