El cariño municipal al transporte público

El Ayuntamiento de Salamanca suele alardear sobre su apuesta por el Transporte Público Colectivo de la ciudad. Servicio público de obligada prestación por ley, que cuesta a todos los salmantinos casi 11 millones de euros al año, independientemente del número de viajeros que transporte. Lo atiende una empresa privada en régimen de concesión, y hasta el momento las empresas privadas se crean para ganar dinero. El servicio pierde viajeros en los últimos años. Pero, más allá de las palabras, si se cree en algo, si de verdad se apuesta seriamente por sacar la máxima rentabilidad a una inversión pagada por todos los salmantinos, eso se comprueba con los hechos. Y, vaya casualidad, el Ayuntamiento acabe de tener ocasión de demostrarlo una vez más.

En los últimos meses ha existido una polémica sobre el acceso provisional durante los próximos 6 años al Hospital Clínico. Dejando al margen la chapucera solución, se ha garantizado el pleno y libre acceso del vehículo privado. Y, ¿a que no saben quién ha perdido con ello?. Sí, la apuesta decidida por el transporte público del Ayuntamiento: el autobús urbano ya no recorre el Campus Universitario, finaliza junto a la Estación de Autobuses.

Es muy común que en decisiones políticas, los daños colaterales sean culpa de los técnicos municipales. Es evidente que si quien tiene la capacidad de decisión, el político, pone como condición no tocar el recorrido del autobús en el Campus, los técnicos municipales, más que competentes, encontrarán la fórmula. Pero en este caso se cierra la rotonda donde finalizaba su recorrido y se reduce el servicio público, también utilizado por personas que acudían al Hospital. Se puede llegar en coche a la puerta del Hospital, pero se aleja el autobús y se deja al Campus sin servicio. Un somero repaso a la zona da varias posibilidades para haberlo evitado.

Por si acaso no queda claro el interés por el servicio público de transporte colectivo del PP salmantino, el jueves aparece la noticia, con foto del alcalde incluida, de la próxima renovación de las aceras de la Avenida de Filiberto Villalobos. En la nota municipal se recoge el siguiente párrafo: La renovación de las aceras no afectará a las paradas de autobús, ya que se mantendrán las existentes, aunque sí se mejorará el espacio ?fuera de la calzada- destinado a la espera de los vehículos de este transporte público.

Hace años que se solicita al Ayuntamiento que la parada del autobús para coger/dejar viajeros se realice sobre la misma calzada por donde circula. Esto reduce el tiempo que dura esa operación, elimina incómodos giros para acercarse-alejarse de la acera, que llegaría hasta el mismo borde la calzada de circulación, y se mejora la accesibilidad para personas con problemas de movilidad. De paso, se da prioridad al transporte público, que pagamos todos, sobre el privado. Hace décadas que existe un documento de recomendaciones al respecto de la Unión Europea.

La experiencia demuestra que en muchas paradas se hace así, aunque exista un espacio de espera para el autobús fuera de la calzada, pero lejos de la acera. En realidad casi todos esos espacios de espera no cumplen las dimensiones mínimas para que sean útiles, los autobuses salmantinos suelen medir 12 metros de largo y se necesita además espacio para entrar y salir. Pero da igual, hay que dejar claro, más allá de palabras rimbombantes o declaraciones autolaudatorias de la Semana de la Movilidad, que la prioridad es clara: en caso de duda, beneficiar al vehículo privado. Por eso tampoco quieren dedicar la Gran Vía-Puente de Enrique Esteban al transporte público, ni nadie habla ya de carriles bus en la Avenida de Mirat, a pesar de tener dos Planes de Movilidad municipales que así lo disponen. Las apuestas se hacen con hechos, no con palabras que se lleva el viento.