Tu Ángel de la guarda

Que el nacimiento determina nuestra existencia es, al menos para mí, una evidencia. Saberse y sentirse querido, y protegido, desde la llegada al mundo, nos hace más fácil el camino.

No sabemos con certeza, pero creemos, por lo que nos han comentado, que hace siete años debiste venir al mundo, nacer en un pueblecito casi despoblado de la sierra salmantina, Miranda del Castañar, y no encontrar un hogar en el que te quisieran.

Estos largos y difíciles años has sobrevivido gracias a los recursos que te ofrece tu condición de felino, y a la ayuda de algunos habitantes caritativos, que te daban algún alimento con que sobrellevar el hambre que aún tu memoria recuerda y te hace buscar en el cubo de la basura de tu ya hogar definitivo.

Eres pequeñito, la falta de alimentos no te ha permitido crecer, de pelo rasposo, pues los déficits han impedido dar brillo y suavidad a tu cuerpecito y tienes unos enormes y expresivos ojos verdes que enamoran al instante.

Hace tan sólo un mes te salvaron de la calle, donde una lluviosa noche de otoño, húmeda y fría, te tenía abandonado a la intemperie. Estabas solo, no tenías nada ni a nadie, eras un vagabundo sin rumbo y sin esperanza, sin esa esperanza que te habría dado el calor de la familia que nunca tuviste.

Esa noche, que a buen seguro guardarás en tu memoria, como el hambre que no podrás olvidar, quedará grabada para siempre en tu recuerdo. Ante tu situación, ese hombre, que ya durante meses bajaba a ponerte latitas de comida, porque le habías enternecido con tu fragilidad, te vio solo, empapado y frágil, y te invitó a acompañarle a su casa. Marchaste con él, con Ángel, tu Ángel de la guarda, camino de un lugar aún desconocido, que tu intuición felina te decía sería mejor que cualquier cosa de las anteriormente vividas.

Acertaste Swann, tu Ángel te ha dado una oportunidad, una vida que jamás pensaste tener, un hogar donde se te quiere y en el que en sólo unas semanas ya te has ganado tu espacio. Se te quiere, porque es imposible no sentir debilidad por un angelito que vino al mundo sin nada, que ha luchado por sobrevivir y al que aún se le percibe el hambre y el dolor en la mirada y el maullido.

Te ha salvado un hombre bueno y convencida estoy de que él te dará lo que necesitas y tú le darás a él mucho más de lo que pueda imaginar. Esperanza para ti y esperanza para él. Os habéis cruzado para vivir una historia de amistad y grandes esperanzas en estos tiempos difíciles.