PRL: Desde el problema hasta la solución, por Lucía Risueño

(Por alusiones y porque la situación es muy grave).

EL PROBLEMA?

Hasta 2014, la tendencia de la siniestralidad laboral en la provincia de Salamanca era descendente, sin embargo, en la primera mitad de este año, ha ascendido un nada despreciable 12%. Si lo comparamos con los índices nacionales y regional, en el conjunto de España el incremento ha sido de un 6,2% (por tanto, lo duplicamos), y en Castilla y León un 8,5% (lo incrementamos en un tercio, aproximadamente). Esto hace que estemos situados a la cabeza de las provincias en las que se está haciendo muy mal el trabajo.

No puede afirmarse con rotundidad que uno de los motivos haya sido la irresponsabilidad de algunos representantes políticos que, a principios de año dieron el visto bueno a obviar la legislación preventiva, buscando puertas falsas para eximirse de su cumplimiento estricto en una situación que lideraban o, posteriormente, cuando paseaban por obras sin portar los equipos de protección reglamentarios; aunque, puede sospecharse que, seguramente, no resultaron de ayuda tales actuaciones, para la ejemplaridad que debían mostrar.

Sea como sea, el escenario actual nos muestra una preocupante situación, ya que en las dos últimas semanas han fallecido, en la provincia, sendas personas como consecuencia del trabajo que realizaban (una de ellas era un mirobrigense, Rodrigo), a los que hay que añadir otros 4 muertos en lo que llevamos de año. Ninguno de ellos trabajaba en grandes empresas, sino que lo hacían de forma autónoma, o contratados por pymes. Además, hay que mencionar que a finales de este año, se estima que más de 2.000 personas podrán haber sufrido lesiones, de diversa consideración, a consecuencia de otros tantos accidentes laborales.

A menudo, es fácil ver por las calles de Ciudad Rodrigo, cómo nuestros paisanos asumen riesgos innecesarios, utilizando equipos de trabajo peligrosos (andamios de cruz de San Andrés, escaleras o plataformas elevadoras inapropiadas, etc.), no adoptando las convenientes medidas preventivas, o no portando los equipos de protección individual adecuados, porque seguramente pensamos que "no va pasar nada", hasta que pasa, y, a veces, la vida no da segundas oportunidades?

Por ello, es muy importante la formación en prevención de riesgos laborales, que, si bien pensamos que únicamente trata evidencias, son estas las que nos cuestan la vida. Ser consciente de los riesgos que nos rodean, por intuitivos que parezcan, y adoptar comportamientos y medidas para evitarlos es lo que marca la diferencia entre dos actitudes: ser precavido o ser temerario.

En consecuencia, nos hemos convertido en un mal ejemplo, o lo que es lo mismo, en uno de esos lugares que aparecen en Internet con trabajadores de países subdesarrollados, que con más ingenio que medios se las apañan para hacer virguerías altamente peligrosas. Podemos compararnos con ellos pero quizás sería mejor hacerlo con aquellos que aprovechan los avances de la ciencia y la técnica para realizar el trabajo en condiciones más favorables, como establece el quinto principio de la acción preventiva, reflejado en el artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Recuerdo, hace unas décadas, cuando mi abuelo subía en el carro tirado por su burro a vender a la Plaza del Conde, donde se situaba el mercado semanal de la verdura, en vez de conducir una furgoneta. Recuerdo cómo los hombres de mi familia tiraban de manivela para picar la carne en la matanza con enorme esfuerzo, antes de comprar una que se conectara a la corriente eléctrica. Recuerdo como mi tía lavaba la ropa en el río a mano mientras mis hermanas y yo jugábamos a su lado, ya que aún no habían comprado una lavadora,? Hay quien defiende la tradición por encima de la eficiencia, está claro que, si no resulta útil, no es adaptativa, y únicamente sirve para quedar atrás, en el vagón de cola de la sociedad. Los cambios se suceden, y cada vez más deprisa. ¿De verdad queremos seguir siendo cromañones, en nuestros tiempos?

Hay formas de avanzar, de prisa, sin grandes costes, sólo hay que tener la humildad del que piensa que no lo sabe todo y la disposición del que quiere aprender. Abrir ojos y oídos y vencer la resistencia al cambio y el miedo que nos paraliza. Pensar que, si otros pueden, ¿por qué nosotros no?

LA SOLUCIÓN?

Podría decirse que "prevención" es ir con la cabeza por delante de las manos, es anticipar, es planificar, lo cual permite mejorar y evolucionar. Todo esto, en contra de lo que se cree, no es una cuestión de dinero, sino de actitud, de implicación, de persecución de la máxima excelencia en lo que hacemos.

Los empresarios apenas saben que la Ley de Prevención contempla la posibilidad de que la gestión de los riesgos en el trabajo pueden asumirla ellos (o alguno de sus trabajadores), no subcontratándola y por lo tanto, no pagando cuotas anuales por un servicio que no les resulta útil por la forma en que se da, pudiendo ahorrar este dinero e invertirlo en las medidas de seguridad realmente.

Para ello, el propio Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (organismo científico-técnico del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que regula esta cuestión a nivel nacional) ha diseñado un método para que los empresarios de pymes y micropymes puedan afrontar, con la mayor simplicidad y eficacia posible, la tarea de gestionar los riesgos asociados a su actividad (al menos, para las que no implican grandes riesgos), no siendo necesario que subcontraten con empresas o mutuas.

Por otro lado, la Unión Europea va a potenciar herramientas similares, ya que el primero de los objetivos de la nueva Estrategia Europea en Seguridad y Salud en el Trabajo 2014-2020, publicada por la Comisión Europea, es el "mejorar la aplicación de las normas vigentes en materia de salud y seguridad, en particular, mediante el refuerzo de la capacidad de las microempresas y las pequeñas empresas para poner en marcha estrategias eficaces y eficientes de prevención del riesgo".

En definitiva, la tendencia a afrontar la responsabilidad de controlar los riesgos, será la asunción por parte de trabajadores y empresarios, como no podía ser de otra manera, pues nadie puede evitar el riesgo laboral más que nosotros mismos en nuestro quehacer diario. Esto implica una reducción de los costes y un aumento en la capacidad de decisión y, por lo tanto, en la implicación.

En todo caso, cuando este tema presente una relativa complejidad legal y técnica para el empresario o trabajador que lo asuma, puede ser precisa cierta ayuda y asesoramiento, que podrá solicitarse a un experto, puntualmente. En esto los mirobrigenses somos pioneros, contando con ya con este servicio, que pueden consultar nuestros empresarios a través de AFECIR, o bien, poniéndose en contacto a través de la dirección de correo electrónico: [email protected], o bien de la página de divulgación en Facebook: https://www.facebook.com/pages/Asesor%C3%ADa-en-Prevenci%C3%B3n-de-Riesgos-Laborales/298884193600177?ref=hl, en la que cualquier persona puede dar su "Me gusta", para estar informado en esta materia.

Añadir que, tal como hemos mencionado en los siniestros acontecidos recientemente en la zona, es importante que también los trabajadores autónomos sean conscientes de los riesgos que les rodean, especialmente, si su trabajo se desarrolla en lugares compartidos con otros profesionales. Para ello, el método indicado anteriormente, también ofrece soluciones.

Quedémonos con esta idea: "La prevención de los riesgos, no es cuestión de dinero, es una actitud" y pidamos a la Administración y a nuestros gobernantes la responsabilidad debida a través del hashtag #QueremosPRL.

Lucía Risueño Risueño

Asesora en Prevención de Riesgos Laborales