¿Bailamos?

Ayer estaba en una de esas reuniones de café?terapia en las que cada uno tiende a alterar su visión se sí mismo para quedar por encima de los demás. El medio, ayer, bailaba alrededor del cine. "¿Qué tipo de películas te gusta, Fulanito?" " ? A mí, las que me lleven a una reflexión profunda sobre la sociedad en la que vivimos." " ? ¿Y a tí?" " ? Yo prefiero las que cuentan historias de gran desarrollo, esas que hilan lo humano con lo espiritual y te condecen una visión humanocentrísta de la naturaleza y el medio que nos rodea." " ?Las películas que yo realmente disfruto son las que exploran la psiqué del ser humano y me devuelven una reflexión sobre la cuadratura del círculo en relación con el precoz pensamiento político del hombre de Cromagnón."

Y no exagero, la cosa iba camino de acabar como la he descrito. Y yo me pregunto qué necesidad tiene la gente de recurrir a tanta palabrería y falsedad. Me imagino a cada uno de los que soltaba perlas fílmico?filosóficas con la taza de Nespresso a medio centímetro de sus narices viendo películas de submarinos con un cuenco de palomitas en su casa... ¿Qué necesidad hay de torturar mentes ajenas con mentiras que cuesta tanto desentrañar? ¡Bueno, y no he hablado del momentazo de la tarde! La intervención del ingeniero de turno. Sí, ese personaje que todos conocemos que sabe y hace saber todo lo que puede sobre los aspectos técnicos de la película víctima oportuna. No quieran ustedes saber qué suplicio supone ver una película en el cine sentada al lado de uno de estos expertos. Que si la inclinación de la cámara asá, que si el encuadre alfredhicthociano allá, que si esto es un homenaje al cine Scorsese, que la velocidad del metraje nonainoná.... ¡Cállate, pesao! ¿No me ves que estoy soltando la lagrimilla con la muerte de Mufasa, aunque sea la vez 141.029.470.752 que la veo? Plasta.

Pues ayer había uno de esos cansinos sentados a la mesa. Y me lanzó la pregunta del millón, estando yo en uno de esos momentos de introspección mental autoinducida: ¿cuál es tu película favorita?

Pues si tengo que decir la verdad, una de mis películas favoritas de todos los tiempos no es una de esas de reflexión humana de Aznavour. Es una de Richard Gere, seguramente una de las películas con las que más me he reído nunca. Shall we dance?. El cansino y los expertos en cine me miraron con cara de pena. Oigan, a mí no me gusta complicarme la vida cuando me pongo a ver una peli. Me gusta pasarlo bien, no me crucifiquen por ello. Con esa peli me he reído mucho, muchísimo. Viendo los patosos comienzos del pobre Richard en el baile, sus variopintos compañeros de vocación, la agotada dueña de la academia de baile y esa profesora misteriosa que, con las piernas de Jennifer Lopez, esconde un trauma más que evidente tras sus pasos de baile.

Y por delante, una historia desenfadada. Un ejecutivo (Gere) cansado de su monotonía. Una esposa (Sarandon) que no sabe muy bien qué le pasa a su marido. Un compañero avergonzado de su gran afición (un extraordinario Standley Tucci escondido tras sus dientes postizos, peluca y bronceador latin?lover) que aporta los momentos más graciosos de la película. El gordito afroamericano que se apunta a las clases con la única ilusión de poder bailar con su novia el día de su boda. Un rompecorazones que acude a la academia buscando echarse un ligue y que acabará descubriendo otro camino. Y al final, el trauma del personaje de Jennifer Lopez, que se entrecruza con el protagonista para acabar echándose un cable unos a otros. Y al final, el regustillo de una historia que acaba bien.

¿Qué por qué me gusta? Porque da igual las veces que la echen (normalmente en tardes de sábado o domingo), yo me río igual. Total, se trata de pasarlo bien. Y de intentarlo, sean como sean los comienzos. ¿Bailamos?