Las Arribes rememoran los dos años del cierre de las urgencias nocturnas

Vecinos de Vilvestre, Saucelle y, especialmente, de Barruecopardo volvieron a concentrarse en el consultorio médico de esta localidad para rememorar los dos años desde que iniciarán la lucha en defensa de las urgencias nocturnas, una reivindicación que tuvo un final feliz después de 259 noches de vigilias en los consultorios de Barruecopardo y Villarino.

Como aquel 15 de octubre de 2013, los vecinos portaron camisetas con la inscripción Arribes Quieres Vida, lema que se ha convertido en el símbolo de esta comarca y que desde entonces identifica la determinación de sus gentes por querer seguir viviendo en sus pueblos.

En esta ocasión las pancartas o símbolos de protesta fueron menos abundantes, aunque no por ello menos contundentes en su leyenda. En dos pequeños carteles se podía leer la indignación que sienten los habitantes de esta zona con la clase política. En ambos se recordaba el intento por parte de la Junta de Castilla y León de privarles de un derecho como es la asistencia médica en igualdad con el resto de ciudadanos, a la vez que advertían de mantenerse en alerta y dispuestos a volver a la lucha si resultase necesario.

Como hasta hace un año y medio, llegadas las diez de la noche los vecinos fueron concentrándose en las puertas del consultorio de Barruecopardo. La mayoría no se sorprendía de ver de nuevo las mismas caras que entonces, aunque es cierto que la noche tampoco acompañaba.

Los recuerdos de aquellas noches duras de invierno, con varios grados bajo cero, surgían en las conversaciones de cada corrillo. Muchos se preguntaban esta noche cómo había sido posible que aguantaran la escarcha de diciembre y enero sin más aliento que el ánimo y el buen humor de alguno de los presentes.

Los que esta noche se volvieron a concentrar en Barruecopardo son solo una parte de las decenas de héroes que resistieron la lluvia y el hielo durante 259 noches. Su mayor arma en esta lucha fue la determinación y su convencimiento de que estaban allí en defensa de un derecho ganado a pulso después de años de duro trabajo y vida austera, bajo el abrasador sol de agosto o el agua de primavera que ahora corría por los surcos horadados sobre su piel.

Fue entonces cuando vieron que el fruto de ese esfuerzo y sacrificios alguien se los quería arrebatar sin más argumentos que la racionalización de recursos en un aspecto tan importante como la Sanidad, como si la vida de uno solo de ellos fuera menos importante que las del resto.

Las Arribes se revelaron y mostraron su cara menos amable para protestar y reivindicar el derecho que la sociedad les concedió por mantener vivo un territorio en el que quieren estar muy pocos. Barruecopardo y Villarino, además de Aldeadávila, fueron el estandarte de Las Arribes durante casi nueve meses para que esta tierra y sus gentes alzasen una sola voz y dijeran ¡basta!

Afortunadamente imperó la razón y el sentido común, pero no sin que antes cientos de personas se sintieran vapuleadas por decisiones tomadas desde un despacho, muy lejos de la realidad que viven los habitantes de estos pueblos, a más de una hora de la capital, sin servicios de transporte público y sin líneas regulares en muchos casos, con carreteras deficientes, sin UVI móvil, con escasa cobertura de telefonía móvil y deficiencias importantes en señales de radio y TDT, además de acceso a Internet mediante ADSL.