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Ponernos en pie
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Ponernos en pie

Actualizado 14/07/2015
Emiliano Tapia

Si lo que hemos llamado crisis no nos ha hecho cambiar de rumbo y continuamos reafirmados en las mismas viejas estrategias del sistema; sobre todo quienes social, económica y políticamente continúan creyendo en la imposición de su modelo de hacer y de pensar, que tanto dolor genera y tanta deshumanización produce; es que no queremos aprender las lecciones que nos da la historia.

[Img #293266]Un sistema que ha excluido y condenado a miles de seres humanos a la fatalidad, a la pobreza y a la intemperie, no le cabe otro camino que desaparecer y repensar su modo de hacer y comportarse para ponerse en la necesaria actitud común de búsqueda.

Un modelo que se encierra en sí mismo como forma de autodefensa, y no sabe salir a ver y escuchar sus propias atrocidades; es un modelo, más bien pronto que tarde, sin futuro alguno.

Un modelo que considera "daños colaterales y necesarios", el negocio de las armas o de las drogas; que permite y genera el escándalo del hambre como consecuencia de la utilización perversa e interesada de los alimentos; que considera el desempleo y las dolorosas situaciones de muchas familias, como parte de un proceso "necesario" para enriquecerse sin límites y abrir brechas insalvables de desigualdad; que pone todas las barreras y leyes injustas contra las personas, y se postula a favor de la libertad sin límites de los capitales; es un modelo de muerte, radicalmente injusto y desde ahora mismo sin futuro.

Quienes sostienen este orden socio económico no han movido un dedo en otra dirección. No han cambiado un ápice en sus planteamientos. Continúan justificando su modelo. Y, evidentemente, algo habremos aprendido y algunas lecciones, que no tienen vuelta atrás, será necesario poner en práctica.

Los ciudadanos y ciudadanas hemos de hacerlo como personas que asumimos nuestra responsabilidad; las religiones, porque tienen la obligación de aportar nuevas formas y caminos para una nueva manera de ser; la clase política, los gobiernos y los intocables poderes económicos, porque protagonizan la realidad y la imagen más escandalosa de este modelo al que se aferran para no abandonar; otras organizaciones sociales, culturales o de comunicación, que sirven "al mismo señor" del poder que les sostiene? todas y todos debemos "ponernos en pie".

Y "ponernos en pie" puede significar, con el convencimiento de saber servirnos de lo pequeño, crear posibilidades de entramar nuevas relaciones entre el medio rural y el medio urbano, los pueblos y los barrios, las gentes urbanitas y las personas de pequeñas comunidades campesinas. No somos enemigos, unos y otros nos necesitamos cada vez más

Hemos de estar dispuestos a defender con todas nuestras fuerzas, que solamente las gentes, las del medio rural y las del medio urbano, y la tierra, la de todos y de todas, que son las que han mantenido y enriquecido históricamente en sus propias y diversas relaciones las comunidades pequeñas; serán las que nos aseguren lo más necesario, el alimento para todas las personas, una manera de ser y una forma de vivir plena de humanidad.

Hombres y mujeres de los pueblos y de la ciudad, están haciendo en muchos lugares, de forma común, un gran esfuerzo para saber encontrar propuestas concretas y caminos de acción común y compartida. Muchas personas vienen trabajando en ello desde hace mucho tiempo, y eso está sirviendo para que hoy todo lo veamos con un poquito más de claridad, que lo sienta así mucha más gente, muchos más pueblos, que creamos mucho más en nuestras fuerzas, y, sobre todo, con más novedad. Es una forma de "ponerse en pie".

Ponerse en pie es esto, y es trabajar de forma corresponsable para descubrir el empobrecimiento que como denominador común aparece, tanto en las gentes del medio rural, mayores, mujeres y jóvenes; que aparece en el robo, que se ha hecho desde las políticas multinacionales de la agroindustria, del papel propio del medio rural, y que no ha sido y debe ser otro que el de producir alimentos para la humanidad; o que aparece en colectivos de personas excluidos y marginados de una mesa que es posible que sea para todos y para todas; o que aparece en algunos espacios urbanos sin sentido y solamente creados para el negocio del capital y la criminalización de muchas personas pobres.

Muchas personas y colectivos estamos en la tarea de darnos un toque de atención para cuidar la responsabilidad ética y social que hemos de tener ante las personas, ante la sociedad y ante sus estructuras, convencidos y convencidas de que algunas de ellas no nos sirven para restaurar paisajes, para alimentar a todas las personas, para la gestión humana y cercana de los territorios, para la producción de alimentos sanos, o para el cuidado de las personas,.. y que por el contrario, la tierra, el agua, las semillas, las tradiciones, los bienes comunales y comunitarios, la diversidad cultural, la cultura local y campesina? todo ello gestionado con cuidado y responsabilidad acogen posibilidades sorprendentes. Y,? sentimos que "estamos en pie".

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