Nueva decepción entre los cazadores al cierre de la media veda

Una temporada más, una media veda más, los aficionados se despiden de esta época de caza con un cierto sabor agridulce, con lo que pudo haber sido y finalmente no fue. De codornices, ya se sabe, en la provincia de Salamanca muy pocas, y cada año menos; y la tórtola, las dos o tres primeras jornadas, hasta que las 'siembras' de trigo en perdidos y rastrojos dieron lo que tenían que dar. Solo palomas, y el zorro se mantuvieron hasta el final.

Con la conclusión de la media veda el pasado domingo, los cazadores castellanos y leoneses se despiden de una 'minitemporada' que siempre fue mejor, muy poca codorniz y una población de tórtolas que va a menos, aunque ya se sabe que en esto de la caza la risa va por barrios, aunque bajo el riesgo que siempre conlleva generalizar puede decirse que la media veda dejó no solo un sabor agridulce a los cazadores sino que fue en su mayoría insulsa.

De las codornices ya se conoce desde hace años que eligieron otros terrenos para procrear, y que muchas de las que pueden encontrarse en los campos salmantinos optaron hace algún tiempo por el sedentarismo, olvidando su carácter peregrino que las traía a nuestros campos con la llegada de la primavera. Las que aún mantienen ese carácter 'trashumante' prefieren ahora los terrenos más al norte, con agua y sembrados de regadío que les permiten sacar adelante a su prole en contra de rastrojos de dos centímetros a partir de julio. El campo salmantino no les facilita nada esta tarea, y este es el resultado: cada año menos.

Por el contrario, en el norte de la Comunidad aún se han podido cobrar buenos 'mañuzos' de 'coturnas', resultados que han ido descendiendo conforme bajamos a provincias como Palencia o Valladolid, aunque en zonas como la vega del Carrión las 'africanas' aún dieron la cara, eso sí, en menor medida que anteriores temporadas, como asegura a este diario Luis Pastor, cazador palentino y salmantino y que hace la media veda a orillas del río Carrión.

Descenso de tórtolas

En cuanto a la tórtola, la especie continúa en la línea descendente de los últimos años, aunque aún propició buenas jornadas de caza en aquellos lugares donde se premió su estancia. Los pasos tradicionales, zonas de alimento o agua, sirven de muy poco por no decir nada, y solo con el cebado de rastrojos o barbechos se consiguen resultados, aunque cada vez más escasos por el motivo de que se trata de una práctica muy extendida y el reparto del número de ejemplares es mayor, por lo que cada vez las cifras son más exiguas y únicamente se extraen en las dos o tres primeras jornadas. A partir de ese momento las 'pardinas' afinan su instinto de supervivencia y resulta muy difícil su entrada a una misma parcela. En términos generales, la temporada de tórtola puede considerarse aceptable.

Otra de las especies que se ha mantenido en cifras de años anteriores es la paloma torcaz, tal vez por su dificultad para darle caza, pero lo cierto es que el sedentarismo que muestra la especie en la provincia salmantina le ha dado resultados, tanto que puede decirse que sus poblaciones continúan en aumento a pesar de ser una especie cada vez más buscada por la ausencia de tórtolas y codornices.

Algo similar sucede con el zorro, especie que cada año adquiere nuevos seguidores en esta época de caza, pues además de ser atractiva en términos venatorios, la reducción de sus poblaciones contribuye a que se mantengan otras como conejos, liebres o perdices, y eso, en los tiempos que corren para la caza menor, siempre es agradecido cuando llegan finales de octubre.