Los miserables

El otro día desayunando tranquilamente mientras ojeaba el facebook vi un enlace a un artículo del lameculos y bufón del Régimen Salvador Sostres referente a la muerte de Emilio Botín, y me puse a leerlo, todavía no sé muy bien el porqué, lo que causó que mi café se desparramara, y no pudo ser menos leyendo tales barbaridades como: "Que muera un pobre es importante para los familiares pero que muera un rico es trágico para España. Lo fundamental en un país son sus ricos y la turba es intercambiable. Lo que da identidad, elegancia y distinción a un Estado son sus millonarios."

Y de esos que formamos parte de la turba intercambiable, es decir, de los miserables (aprovechando que el musical homónimo pasa por esta ciudad), es sobre los que voy a escribir.

Nos jodéis, nos desahuciáis y asesináis; nos amordazáis, nos silenciáis y engañáis; privatizáis nuestra educación, nuestra salud, nuestro agua y poco más os falta para que privaticéis el aire que respiramos, pero la deuda, esa que habéis creado vosotros, sí es pública; nos forzáis al exilio, dándonos como alternativa el paro o la precariedad, no teniendo mejor suerte allí donde nos lleva el aciago destino de un futuro incierto plasmado en un billete de autobús, tren o avión, con ida y sin retorno, causante dicen, de nuestro "espíritu aventurero"...

¿Y todavía pedís que lloremos cuando muere uno de los vuestros? Saber una cosa: no derramaremos ni una sola y puñetera lágrima por vosotros. Si algo bueno puede tener el que nos hayáis dejado sin nada, es que no tenemos nada que perder y en cambio tenemos todo un futuro que ganar. Y en eso estamos, en ganar, y debemos estar preparados, porque los millonarios, los que dan identidad, elegancia y distinción a un Estado, no saben perder.

Acabo con una frase, como diría Ismael Serrano, de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia: "Solo ven gigantes a sus enemigos quienes viven de rodillas."