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Ovación para Juan del Álamo en Albacete ante una mansa corrida de Alcurrucén
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JUNTO CON ABELLÁN Y LUQUE

Ovación para Juan del Álamo en Albacete ante una mansa corrida de Alcurrucén

Actualizado 10/09/2014
M.A.H (Cultoro.com)

Se mostró decidido el salmantino con una faena firme y voluntariosa

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Tercera de abono en la Feria de Albacete y turno para la divisa de Alcurrucén. El hierro de la empresa presentaba una corrida de serio remate para tres toreros en disposición y momento de triunfo. Miguel Abellán, que vive su temporada más dulce; Daniel Luque, que ha asentado este año su tauromaquia; y Juan del Álamo, que ha confirmado las ilusiones puestas en él.

Una pintura de tipo y hechuras fue el primero, de pecho amplio, badana prominente y engatillada cuerna a la que le echó el freno al llegar al capote de Abellán para que lo sobara éste por abajo con suficiencia y oficio. A los novilleros colombianos en huelga de hambre fue el brindis de una faena sincera y entregada, buscando la virtud del animal, que era humillar, y evitando el defecto, el de estar loco por rajarse. En ambas cosas se impuso Miguel, porque le echó el trapo al infierno y tiró de él con temple, con poder y con seguridad, con gusto y abandono a zurdas. Y porque le ganó el paso en lugar de perderlo, se quedó en el sitio preciso y ofreció tela con puntual gobierno para vencer en una batalla sin premio por la defectuosa estocada.

No se quiso emplear el cuarto en el capote de Abellán, pero sí tiro dos arreones peligrosos y una oleada para llegar al peto y topar más que embestir en el único puyazo que tomó. Y fue espeso y sosón el de Alcurrucén, pasador sin empleo, ni clase, nigracia en las telas de un Abellán que buscó la tecla en todo momento. No tardó en pararse el deslucido animal, mientras intentaba Miguel buscarle las vueltas sin suerte para el triunfo. Anduvo solvente con la espada y saludó una ovación.

Muy fría fue la salida del segundo, que a penas se rebozó en el capote de Luque, muy en Núñez en su comportamiento. Humillado en el fondo pero informal en la clase, no terminó de emplearse en las chicuelinas bien dibujadas del quite de Luque. Le faltó continuidad al animal en la muleta, porque siempre pasó algo cuando parecía que las tandas iban a romper; perdió las manos, le embistió hacia afuera o se le quedó corto en la arrancada. No se aburrió Daniel de la informalidad, y le trazó muy compuesto, muy suave, muy convencido de lo que estaba haciendo. Bien planteados y bien fabricados los naturales del final, de vuelo terso cuando ya el toro estaba convencido y entregado, que fue cuando alargó la faena Daniel, borracho de despaciosidad. Lo mató de estocada, se atascó con la cruceta y saludó una ovación.

El quinto se le frenó en el capote y pareció pensarse mucho cada arrancada antes de asistir humillado al percal que le mostraba Daniel Luque muy por abajo. Y dió el sevillano con el de Alcurrucén importante dimensión de torero profesional y capaz, tirando de raza y de entrega, de oficio y de sabiduría para apostarle mucho y basar en el ataque el tresteo a un cuatreño con genio, con cierta transmisión de cara al tendido y con mucha exigencia en el disparo que sacó siempre. Por encima Daniel hasta llegar a afligirlo y que se parase el animal, vencido de tela. Lo peor fue el golletazo con que culminó el trasteo, que levantó las protestas en el tendido.

Corto y desentendido se mostró el tercero de salida, sin definir ni centrarse en telas ni petos hasta que llegó a la jurisdicción de Óscar Bernal, que ejecutó un gran puyazo con el toro arrancado sorpresivamente y al relance. Reacciones de manso tuvo siempre el animal en la muleta de Juan del Alamo, que se vio impotente con el abueyado animal para arrancarle las tandas. Ligó un par de ellas al principio, ganando el paso, exponiendo muslo y tragando pasadas, pero fue a peor el desagradecido Alcurrucén y no logró la conexión con el tendido. Contundente fue la estocada y sincera la ovación que recibió.

Hasta los medios se fue Juan del Álamo pegándole cadenciosos y templados lances al precioso cierraplaza, toro amplio de caja, corto de manos, generoso de pitones y hermosísimo de expresión. Serio, pero hermoso. Y pareció romper en un compacto inicio de Del Álamo, en línea recta y consentidora, aprovechando movilidad y chispa del colorao, que se fue yendo a menos en la clase y a más en el genio, terminando las tandas muy a su aire, descompuesto y con la cara suelta. Firmeza, voluntad y decisión de un torero que nunca le volvió la cara y que asentó planta con valor a la suciedad de la embestida. Terminó con bernadinas el trasteo

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Albacete. Tercera de feria. Dos tercios de entrada largos. Toros de Alcurrucén, de serio y cuajado remate e impecable presencia. Rajado con cierta clase y mucha humillación el primero; informal y al límite el segundo; manso y deslucido el tercero; pasador sin clase ni fondo y a menos el cuarto; geniudo y protestón a menos el manso sexto.

Miguel Abellán (blanco y plata): ovación y ovación.

Daniel Luque (blanco y oro): ovación y silencio.

Juan del Álamo (palo de rosa y oro): ovación y ovación de despedida tras aviso.

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