Ciudades amigables con las personas mayores (I)

Hoy en España viven más personas mayores que nunca y en breve el porcentaje de mayores de 65 años alcanzará el 30% de la población, fue una de las constataciones -que van siendo redundantes- durante la Jornada Formativa sobre "Cómo ser una Ciudad Amigable con las Personas Mayores", celebrada el pasado 12 de junio de 2014, en la sede central del IMSERSO, en Madrid. La OMS, consciente del progresivo envejecimiento de la población, del proceso creciente de urbanización y del impacto que ambas tendencias puedan tener en la población, ha tratado de llevar a cabo con la nueva "Red de ciudades amigables?" un proyecto multisectorial que integra aspectos sociales, sanitarios, económicos, humanísticos, de accesibilidad, vivienda, transporte, seguridad, empleo, inclusión social. No se puede pensar en ciudades inteligentes sin considerar antes a los colectivos de personas más vulnerables".

He aquí una correlación evidente que exige considerar el tratamiento que se ha dado y el que se debe dar a este colectivo. Del informe de la ONU acerca de la Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, que se celebró enMadrid a comienzos de siglo, Geoff Green, experto británico, rescató un texto, "El envejecimiento es uno de los grandes logros de la Humanidad" difícil de entender a simple vista, pues a nadie le apetece llegar a viejo. El progresivo aumento de las personas mayores y la inversión de la pirámide de edad, es algo evidente que viene constatándose desde hace más de cuarenta años. Fue consecuencia de la situación de bonanza tras los duros tiempos de las migraciones, de las jubilaciones anticipadas, restricción de la natalidad y el reconocimiento de pensiones a la población envejecida que no había cotizado a la S. Social. Parques, jardines, plazas y plazoletas llenaban sus mañanas de vejetes que entretenían el tiempo charlando o jugando a la petanca. ¿Qué hacer con tantas personas jubiladas y desocupadas, muchas todavía en edad de trabajar?, ¿dónde ubicarlas, sobre todo en los crudos inviernos de Castilla? El INSERSO y otras instituciones empezaron a ofrecer servicios para Mayores: Centros de Mayores gratuitos, Centros de día privados, Universidades de la Experiencia, Viajes, y estancias baratas en temporada no veraniega, excursiones promovidas por empresas, no sin interés, las ofertas de Balnearios, cursos de baile, coros y rondallas... También cursos de Informática. En 1999 se convocaron 20 que llenaron enseguida sus 20 plazas y por casualidad con el fallo de dos, pude asistir a la última convocatoria de 8 sesiones de tres horas, repartidas en dos semanas. En la Facultad de Psicología a las 3,30 de la tarde estábamos los 20 superjubilados alumnos/as. El último día trabajamos con otros tantos niños. Era precioso comprobar como manejaban aquel ratón que se nos escapaba de las manos. Aprender a resbalarlo por el escritorio y perder el miedo al artefacto fue el resultado conseguido. Gracias al consejo de la encantadora profesora inicié un proceso de aprendizaje comprando un ordenador barato y con osadía me metí en los programas que me atraían más por el nombre o los colores: Paint, Corel, PowerPoint. Dos personas que terminaban sus tesis y que habían descubierto algunas aplicaciones de PowerPoint para mejorarla, me desvelaron algo de este programa. Compré la Biblia del Corel y me auto inicié leyendo varios capítulos. A los dos años, con alguna experiencia y mayor entusiasmo, me compré otro ordenador portátil también barato. Necesitaba imágenes pero aún no estaba abierto el camino de "las cosas" de Internet; nos las intercambiábamos como cromos en discos copiados de revistas quiosqueras y finalmente para transformar en video unos "diaporamas" de diapositivas que había trabajado en mis clases, ante la impotencia del disco duro y memoria de mi segundo ordenador, acabé adquiriendo un MAC con el que sigo. Tuve que manejar el Adobe PhotoShop y meterme de lleno en el Adobe Premier Pro, en las búsquedas en Internet. Además de movilizar mis neuronas, se me abrían nuevos mundos, llenos de promesas, retos y dificultades. Me entretenía, aprendía y aumentaba mi curiosidad.

Dicen que el ordenador puede tener consecuencias negativas; tal vez pero las positivas superan con mucho y como en todo, depende del uso que se haga. Es algo que está ya en la vida y de lo que no podemos sustraernos. Además no dejan de admirarme sus casi infinitas posibilidades, sentir que tengo el mundo en mis manos y que en mi vejez, este instrumento suple los recortes de mi débil movilidad y los embates del inexorable deterioro físico. Hay que aprender antes de llegar a la vejez para después, con menos esfuerzo, vivir al día de lo que pasa en el mundo, con noticias, comentarios de revistas y periódicos digitales; comunicarnos fácilmente con otros, mediante el correo electrónico, incluso hablar con ellos; aprender a utilizar algún programa de diseño; ver las maravillas del mundo, museos nacionales e internacionales, un sin fin de cosas imposibles de enumerar ahora. Creo que el resultado es una vejez más lúcida, con un aumento de conexiones neuronales, una vejez sólo biológica, con un nacer cada día por dentro, una vejez que desconoce el aburrimiento y las consecuencias de la ignorancia, la incultura y el aislamiento.