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'Q and the Moonstones' despliegan todo su oficio en una actuación redonda
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'Q and the Moonstones' despliegan todo su oficio en una actuación redonda

Actualizado 23/08/2014
Raúl Hernández

BÉJAR | La banda sevillana regaló mucho más que blues y virtuosismo a una audiencia que acabó entregada y a sus pies

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La banda Q and the Moonstones ha mostrado su trabajo en La Alquitara de Béjar dentro la gira de presentación de su segunda obra llamada como ellos. Si en el primer disco South to South todos los temas eran versiones que les sirvieron para probar y probarse, en este segundo han cogido el toro por los cuernos y excepto una versión de Ray Charles los demás temas son suyos, tres de Quique Bonal y uno de Vicky Luna. A Quique le secunda en dos de los temas el mítico productor Mike Vernon, con quien han contado para la producción de este trabajo.

Además de sus últimas creaciones la banda hizo un repaso de su primer C.D. y algunos standards más, clásicos del sonido negro de la primera mitad del siglo XX que saliendo de la garganta de Vicky toman cuerpo y adquieren credibilidad. La líder se metió al público en el bolsillo, les hizo cantar, bailar y sobre todo escuchar, como hacía tiempo que no se veía por aquí. La versión del clásico That's all right mama y la manera en que Vicky se mueve en el escenario terminaron de unir a banda y público en una fiesta perfecta. La guitarra de Quique sabe arropar eficientemente la deliciosa voz que, susurrando o maldiciendo, no deja indiferente a nadie, porque la guitarra ya viene con los deberes hechos, lo saben muy bien quienes le han seguido en sus andanzas con los Blues Intruders de Mingo Balaguer. Quique deleitó a la concurrencia con eficientes y sentidos solos, además de desplegar un amplio abanico técnico que mantuvo a los presentes pendientes de sus manos.

Todo lo que pasó no hubiese sucedido sin la ayuda, imprescindible, de la sección rítmica, dos Músicos que han sabido estar a la faena y darle la seguridad necesaria a los más visibles, para componer paisajes completos, pero además han hecho gala de una generosa genialidad, como cuando Nani Conde el bajista coge las escobillas del batería y le acompaña, tocando al alimón o más aún cuando en un arranque de locura creativa suelta el bajo sobre una mesa, recoge las mencionadas escobillas y se dedica a golpear sus cuerdas como si de la caja de la batería se tratara, todo esto por supuesto con ritmo, mucho ritmo. El batería José Mena no le fue a la zaga, marcando y acompañando sin salirse un milímetro de la métrica, y dejando volar sus muñecas que en ocasiones se nos antojaban de plastilina, pero de una contundencia que hacía vibrar hasta el último rincon de los allí presentes.

Al final colas para adquirir alguno de sus dos trabajos, o los dos. Firmas, besos y risas que los artistas agradecieron y que suponemos les sirven para afianzar su seguridad y darles fuerzas para seguir por el camino trazado, y seguir regalando por ahí mucho más que blues.

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