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Entre lápices y pinceles
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PERSONAJES

Entre lápices y pinceles

Actualizado 20/08/2014
Redacción Ledesma

ALMENARA DE TORMES | Francisco González siempre supo que lo suyo era el dibujo, "porque para pintar, hay que dibujar mucho"

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El lápiz ha sido un fiel compañero a lo largo de su vida porque, como confiesa, el dibujo ha sido más que su profesión. Francisco González Bautista, vecino de Almenara de Tormes, siempre supo que lo suyo era dibujar, mucho antes de ser alumno de la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Salamanca, a principios de la década de 1950, y de exponer durante varios años consecutivos en el Casino de Salamanca, entre otros espacios. Una pasión a la que se ha dedicado de lleno desde que se jubilara. Desde el año 1989, sus dibujos se han plasmado en más de 400 cuadros. "Para pintar, hay que dibujar mucho", precisa. Cada detalle es fundamental a la hora de dibujar.

Encontramos a Francisco, Paco para sus vecinos, en su pequeño taller, rodeado de algunos de sus muchos cuadros, el caballete, los pinceles y el último boceto en el que ha estado trabajando. "Hay que elegir los colores", cuenta, "y hay que hacerlo bien, tienen que ser los exactos". Y es que si hay algo que prima en sus pinturas son precisamente los colores, una paleta de colores que transmite optimismo. "El color provoca emociones en las personas, me gusta darle color a los dibujos".

Almenara de Tormes se cuela en sus pinturas, como los cuadros de su ermita o su iglesia, pero también lo hace Picasso, un artista que asegura que "es el que más me ha llenado", o Miró. "A mí me atrae la pintura en sí", y lo hace de tal manera que, como reconoce, "se me va el tiempo cuando estoy pintando, a veces tengo que poner el despertador para que no se me pasen las horas".

Mientras conversamos, nos fijamos en algunos de los dibujos colgados en las paredes, especialmente el de una mujer con un niño en su regazo. "Un dibujo inacabado", apunta, su destinataria no pudo volver a recogerlo. Quizá eso lo haga más especial. Comparte espacio con la que será una pintura de la mismísima duquesa de Alba, personaje que no es la primera vez que aparece en sus cuadros. Cada centímetro de este espacio delata lo que hace su propietario, aunque aquí solo tenga una parte de lo que ha ido reuniendo a lo largo de los últimos años. Cuadros a los que no pone precio, no solo porque no están en venta, sino porque vivir de la pintura, como reconoce, antes y ahora, "es complicado".

Dejamos al protagonista de esta pequeña historia, a buen seguro, pensando en los colores que dará al último dibujo que ha dejado descansando sobre la mesa.

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