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Ruta del mudéjar: El ladrillo hecho arte
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Ruta del mudéjar: El ladrillo hecho arte

Actualizado 31/10/2015
Redacción

Una de las grandes riquezas de nuestra provincia está en su variedad de comarcas, con paisajes, gastronomía y arte que diferencian a unas de otras

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Si hay algo que distingue a Salamanca de otras provincias es su gran variedad de comarcas, con paisajes, gastronomía y arte que la hacen única. Una riqueza al alcance de todos los salmantinos y visitantes que SALAMANCA rtv AL DIA mostrará cada semana. Propuestas turísticas que también pueden conocerse ampliamente en la web de la Diputación de Salamanca http://www.salamancaemocion.es En este paseo por la provincia descubrimos la ruta mudéjar.

Al recorrer las comarcas de Alba y Peñaranda se descubren bellas iglesias de estilo mudéjar. Aquí se desarrolló entre los siglos XII y XIII, adaptando las técnicas mudéjares al románico, con el ladrillo como elemento identificador. Después, en el siglo XVI, tuvo una segunda época de esplendor con increíbles obras de carpintería.

Esta ruta incluye 16 templos, representativos de la fusión del arte cristiano y la estética musulmana. En la villa de Alba de Tormes se conservan San Juan y de Santiago; el primero de ellos destaca por el triple ábside y su magnífico Apostolado. Estas iglesias y otras desaparecidas sirvieron de inspiración al foco románico-mudéjar de la comarca, uno de los más importantes de nuestro país.

[Img #84878]Otras iglesias que muestran la fuerza expresiva del ladrillo son las de Coca, Galleguillos, Peñarandilla y Turra. La ruta se completa con la visita a los ábsides románico-mudéjares de Aldeaseca de la Frontera, Gajates, Nava de Sotrobal, Paradinas de San Juan, Rágama y Villar de Gallimazo.

Uno de los tesoros ocultos de esta propuesta son los espléndidos artesonados que podremos disfrutar en algunos interiores, como Macotera, Cantaracillo, Rágama o Villoria, auténticos 'cielos mudéjares'.

Como explica Luis Miguel Mata en la revista 'emociones en Salamanca' revista turística de la Diputación, al este de la capital se extienden tierras llanas, de horizontes diáfanos y prolija producción agraria. Limitan con la vecina provincia de Ávila y aglutinan espacios de las denominadas comarcas de las Villas, Tierras de Alba y Peñaranda. Los pueblos mantienen un carácter plenamente castellano: la plaza mayor organiza y ocupa el centro del caserío, mientras la iglesia destaca como elemento singular, protagonizando el perfil de la localidad y la vida cotidiana de los habitantes.

En esos templos de humilde factura se esconden curiosamente unos de los tesoros mejor guardados del patrimonio artístico de Salamanca. Nos referimos a las magníficas cubiertas y artesonados del mudéjar, que cubren muchas de sus naves.

El término mudéjar tiene su origen en el vocablo árabe 'mudaÿÿan', que se traduce como "domesticado, o aquel al que se le ha permitido quedarse", haciendo referencia a los musulmanes que permanecieron en estos lugares del interior de Castilla, sometidos a los cristianos. En claro ejemplo de convivencia y permisividad, conservaron su modo de vida, costumbres, lengua y religión en un entorno de predominancia cristiana.

De tal modelo de concordia surgió el vocablo que ha pasado a definir el estilo artístico que impulsaron estos alarifes expertos en el uso del yeso, el ladrillo y la carpintería de madera. Nace, así, un estilo artístico único y genuinamente hispano caracterizado por su sencillez, bajo coste, ligereza y rapidez constructiva, donde se aunaba la herencia andalusí y la tradición cristiana. Ábsides, paramentos y altivas torres campanario se levantan de fábrica de ladrillo macizo, cubiertos de frisos y arquerías ciegas, en un juego de volúmenes de gran plasticidad y valor estético, donde el arco de medio punto protagoniza los elementos decorativos.

[Img #84888]En el interior las naves se cubren haciendo uso de una solución ingeniosa, caracterizada por su gran ligereza y economía constructiva, en forma de techumbres y artesonados del mudéjar. Atrás quedan las pesadas bóvedas de piedra que no podrían ser sustentadas por estos muros de tapial o mampostería de ladrillo; aparecen cubiertas planas o en forma de artesa invertida, donde la madera cobra todo el protagonismo de la edificación.

Aunque predomina su diseño austero y sencillo, a veces se hacen complejas y aparecen repletas de elementos de tradición islámica como lazos, atauriques, mocárabes y estrellas, utilizados siempre para cubrir naves centrales, capillas mayores o laterales o espectaculares sotocoros.

El gran éxito de este sistema de cerramiento perduró en el tiempo y se perpetuó en otros estilos constructivos posteriores, como en el Renacimiento. En esta porción del oriente salmantino son muchas las localidades que engalanan sus templos con este tipo de cubiertas. Recomendamos al viajero que sucumba a la tentación de descubrir por sí mismo estas humildes joyas de influencia mudéjar. Sin ánimo de menospreciar otras, les animamos a que visiten las de Macotera, Cantalpino, Villoria, Rágama, Cantaracillo, Zorita de la Frontera, Tordillos, Galinduste, Terradillos, San Cristóbal de la Cuesta o San Morales. La villa de Macotera esconde en su templo, dedicado a Nuestra Señora del Castillo, una de las más bellas techumbres mudéjares de esta provincia, fechada entre los siglos XV y XVI. Su nave central se remata con una estructura ochavada y de limas, con seis pares de tirantes, repleta de mocárabes, estrellas y chellas.

Fotos: www.salamancaemocion.es y Nodal Imagen

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