Primera Guerra Mundial. (Consecuencias)

Muchas veces, por el empleo de políticas equivocadas, se contribuye a incrementar las desgracias que acarrea una guerra. Cuando uno y otro bando, después de los vertiginosos avances iniciales, tuvieron que establecer una parada táctica, la G.M. I se prolongó mucho más allá de lo inicialmente previsto y, al final, quien decidió la suerte fue la desmoralización, la ruina y el hambre. El bloqueo aliado afectó a la población, a la industria y al medio rural y, en los últimos años, entre la población alemana, murieron muchos miles de personas no combatientes a causa del hambre.

Después de escrita la historia, es fácil jugar a ser adivino. ¿Cuál habría sido el final, de haberse dado otras circunstancias? Son famosas las declaraciones de Churchill a un periódico americano, antes del comienzo de la G.M. II : "Si los americanos no hubieran entrado en la contienda, los aliados habrían hecho la paz con Alemania en la primavera de 1917 y no se habría producido el colapso de Rusia, seguido por el comunismo, ni el hundimiento de Italia, seguido por el fascismo, y Alemania no habría firmado el Tratado de Versalles, causa de la preponderancia nazi... y si Inglaterra hubiera hecho la paz a principios de 1917, más de un millón de vidas de otros países se habrían salvado".

Para que esta situación hubiera sido posible, vista la debilidad de Rusia, Francia e Inglaterra debieron mantenerse a la defensiva y esperar la posible ayuda exterior. No lo hicieron así y emprendieron una ofensiva conjunta que desgastó sus recursos. Los alemanes descubrieron la maniobra y se fortificaron en la llamada línea Hindenburg. Entretanto, Italia había sido ampliamente derrotada en Caporeto y, para impedir su eliminación de la guerra, franceses e ingleses acudieron en su auxilio, sufriendo todos amplias pérdidas. Paralelamente, Lenin y Trosky se habían hecho con el poder en Petrogrado ?"Revolución de Octubre"- y derrotado al gobierno de Kerensky.

Todo ese rompecabezas que supone cualquier guerra fue ensamblando sus partes para que, al final, los llamados imperios centrales fueran derrumbándose uno a uno y la Primera Guerra Mundial llegara a su fin. Una serie encadenada de armisticios ? Austria-Hungría, Bulgaria, Turquía- culminaron con la capitulación alemana, firmada en un vagón, en presencia del Mariscal Foch, cerca de Reahondes. La imagen de ese vagón se grabó a fuego en la memoria de los alemanes que, pasados 27 años, fue empleado para inmortalizar la rendición francesa, tras la Segunda Guerra Mundial. Seis meses más tarde, en el Palacio de Versalles, se escenificó el tratado que establecía en final de la contienda y, sobre todo, se concretó lo que cada vencedor obtenía a cambio y lo que cada perdedor se comprometía a resarcir.

En el plano político, la G.M. I acabó con todas las dinastías reinantes en la Europa de los Imperios, supuso la pérdida de grandes territorios en favor de los vencedores y vio nacer una serie de Repúblicas. En las naciones colonizadas apareció el nacionalismo deseoso de independencia. En una palabra, acabada la guerra, hubo mucha gente que no estaba conforme con los tratados de paz y, como Hitler, comenzó a rumiar un claro espíritu de revancha.

En el aspecto económico, los países en cuyo territorio se desarrollaron los combates ?Francia, Bélgica, Alemania, Rusia, Austria,..- fueron los más castigados. Su industria, infraestructuras y cultivos se vieron reducidos a la mínima expresión. La reconversión de la industria obligó, en tiempo de paz, a adoptar una "economía de guerra". Si los gastos bélicos habían acabado con las reservas de oro, la emisión de deuda pública y los créditos, trajeron consigo una alta inflación. Sin embargo, hubo otras naciones que, como neutrales, salieron beneficiadas por ser proveedores de materias primas. Es el caso de España y algún país sudamericano.

Si el detonante de la G.M. I tuvo su origen en el problema de los Balcanes, hay que reconocer que, transcurrido un siglo, después de un estallido reciente, hemos de pensar que la zona siguió ?y sigue- siendo un punto muy caliente.

Si las naciones volvieron a ser capaces de entrar en guerra por tratar de solucionar temas que, en el fondo, son estrictamente económicos, es porque los políticos pensaron que las calamidades pasadas no fueron suficientes para impedirlo.

Si sigue habiendo mentes capaces de aniquilar vidas humanas, en aras a una supuesta sublimación religiosa, y los Organismos Internacionales miran para otro lado, seguiremos encendiendo la mecha de futuros conflictos.

Si hay pueblos que pasan hambre, mientras en otros se especula con la destrucción de cosechas, seguirá habiendo movimientos violentos.